sábado, marzo 22, 2008

Algo de Bustillo

Villa María
Terminada en 1927 por Alejandro Bustillo.


Bustillo trabajó en este encargo de Celedonio Pereda entre 1923 y 1927, y se paró en su cuerda más ecléctica –ya tenía la neoclásica, la académica y la hispanista, sólo le faltaba la modernista elegante– para crear el casco. Estar frente a Villa María plantea desde el primer vistazo la pregunta de su estilo. Por falta de algo mejor, es algo que llamamos anglonormando, nombre algo fallutón para una casa básicamente eduardiana, inglesa de alma, con algún toque afrancesado y una deuda muy bien paga con Luytens. Esto último se nota en la notable textura del caserón, algo de cosa hecha a mano por gente que sabía lo que hacía. Hay mucho ladrillo a la vista, de ese inglés más vale pequeño y con las hileras bien tomadas. Hay algo así como una hectárea de teja roja, trabajada por los años y los líquenes para darle una rugosidad y un tono inimitables. Hay entrepaños y remates en cemento rústico, agrisado y embellecido por la intemperie. Y hay maderas, muchas maderas, pintadas y al natural, en ventanas incontables, half timbers Tudor y barandas. No es la madera rusticona, casi al hacha, que Bustillo usaría más tarde en sus obras patagónicas, sino tablas y vigas pulidas, europeas.
(Pag 12. Sergio Kiernan)


Si les gusta, hacemos una lectura en la Villa... pero antes:

Lampalagua Santafesina
organizada por la mismísima Cecilia Romana.


/No, no soy yo, no me hice ninguna cirugía estética, es mi hermana Marianela Serrano/

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Santa Fe? ¿cuando?

Anónimo dijo...

Marianela.. desde ya mucho más linda !!!

Anónimo dijo...

JAJAJAaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!
Es verdad!!!!!!!!!!!
hoy vi un capítulo de Bob Esponja y es verdad!!!!!!!!!!!!!!!
me mata ojo de lince!!!!!!!
jajajajajajaaa

Anónimo dijo...

Gracias Marce por tomarte el trabajo de constatar el parecido físico entre Diego Bentivegna y el cefalópodo Calamardo Tentáculos. Él suplemento Radar se lo perdió para incluirlo en su ya clásica sección "Separados al Nacer".

Muchas poetas, encandiladas por sus ojos grandes y complejos de cefalópodo, no han advertido el horrible gancho que tiene por apéndice nasal y que demuestra el filum mollusca que une a Diego Bentivegna con la familia de los cefalópodos. Bentivegna es un calamar tímido y reprimido. Es probable que, como todo molusco, patee para el arco contrario. Que alguna fémina sostenga que ha salido con él y que es bien machito, no es prueba, ya que los calamares, como veremos, son bisexuales. Sustento mi punto de vista. Véase el esfuerzo que hace por no tocarle una teta a la sugestiva y sexy rubia que posa delante de Bentivegna: el chabón, deja su mano suspendida en el aire pero intentando cerrarla, sin cerrarla realmente: es una mano indecisa que no sabe si chaparle la teta a la rubia o pasar por nabo, sobre todo si hay deschave fotográfico, por lo que resulta más elegante quedar como un caballero antes que como un baboso desesperado. Pero para el gran público (y quizás para la rubia sexy) ha quedado como un reverendo nabo que no le hace honor a la fama de los pulpos.

Para las escépticas recalcitrantes. Hagan esta sencilla prueba: cubranle los ojos con un papel y miren su rostro de la nariz para abajo, se hallarán ante un ser horripilante de aspecto humano pero de raza cefalópoda como los "Primordiales" o "Antiguos" que describe H. P. Lovecraft en Los Mitos de Cthulhu. Según el visionario de Providence, los Primordiales o Los Antiguos o Los Ancianos, es una antigua raza terrestre con forma de pulpo y probablemente correspondiente a fabulosos seres prehumanos engendrados por Cthulhu, criaturas mitad fungosas y mitad crustáceas, indudablemente las mismas que aparecen en ciertas leyendas que se cuentan a media voz en las montañas del Norte y que se recuerdan en el Himalaya con el nombre de Mi-Go, o abominable Hombre de las Nieves. Según el Profesor Dyer, relata Lovecraft, pueden transformarse adoptando formas humanas, por lo que mi tesis de que Diego Bentivegna es un cefalópodo de aspecto humano es consistente. Quizás un gen recesivo haya engendrado a este mutante que ahora intenta infiltrarse en la sociedad humana. ¿Alguien ha visto sus pies? Quizás tenga un pie muscular o pseudopie del que parten varios tentáculos.

Además, advierto a las féminas que son admiradoras de sus ojos, que tengan en cuenta lo que se dice de los calamares gigantes. Se ha constatado, recientemente, una vieja sospecha de los biólogos marinos, aquella que sostenía que los calamares gigantes eran bisexuales. Según Volker Miske, director científico del museo marino de Stralsund (noreste de Alemania), un equipo de científicos alemanes y neozelandeses cree haber encontrado la prueba de que los calamares se acoplan sin tener en cuenta el sexo de su pareja, vale decir, que, como los bifes a la plancha o los panqueques, se cocinan vuelta y vuelta.

Por otro lado, en lo que a sexualidad cefalópoda se refiere, los índices cuantitativos de madurez basados en mediciones gravimétricas de las estructuras que conforman el aparato reproductor de los calamares mostraron que al comienzo de la maduración sexual es muy lento. Ojo al piojo, señoras y señoritas poetas, esto no es detalle sin importancia. Se sabe que los calamares, al igual que otros moluscos, se reproducen sexualmente, dándose con frecuencia el hermafroditismo, que se presenta cuando un mismo individuo tiene los aparatos sexuales masculino y femenino o un aparato mixto, pero capaz de producir gametos masculinos y femeninos al mismo tiempo. Algunos calamares producen gametos ya fecundados (como los corales). El calamar es el sueño de todo homosexual, vale decir, reunir en sí mismo la primitiva unidad hermafrodita de la que habla Platón.

Hay algunos escépticos que arguirán en mi contra señalando que la prueba irrefutable de que Diego Bentivegna no es un calamar gigante con forma humana es que es escritor. A esto respondo que propio nombre del calamar tiene su origen en la palabra calamus: caña o pluma para escribir. En el latín vulgar el tintero se llamaba calamarius, que contenía la tincta, femenino de tinctus, tinto, aludiendo al color del líquido usado para escribir. De ese calamarius viene el nombre de calamar, debido a la bolsa de tinta que tiene este cefalópodo.

Para aquellos que sostengan que Diego Bentivegna tiene aspecto de burócrata u oficinista más que de escritor, respondo, igualmente, que hay una tinta relacionada con los cefalópodos, la tinta “sepia”, de tono rojizo-marrón que, una vez preparada, es usada por dibujantes y pintores artísticos. La extraen de las bolsas de tinta de la Sepia officinalis, molusco descubierto por Linneo.

Si alguno o alguna ve alguna vez a Diego Bentivegna invocando, en horas desusadas, a Yog-Sothoth, recitar, como un mantra maléfico, la fórmula "¡Iä! ¡Shub-Niggurath!", o lo ven buscando afanosamente en la Biblioteca Nacional el segundo ejemplar del Necronomicon, es la mejor demostración de que es un descendiente directo de los Primordiales o Antiguos, esos seres de aspecto humanoide pero de raza cefalópoda. Como en los vertebrados, los dos ojos grandes y complejos del pulpo tienen cristalino, lo que les da una apariencia humana. Traigo esto a colación para demostrar mi tesis. Los dos ojos enormes y la nariz de alambre caído de Diego Bentivegna es prueba irrefutable de que su cabeza pertenece al filum mollusca. Quien desee convencerse que compare las fotos de Diego Bentivegna con este retrato dibujado de Calamardo Tentáculos en el siguiente link:

http://fondodebikini.webcindario.com/galeria/calamar/calamardo2.gif

Y se convencerá del aserto de mi hipótesis. Saludos Marce

Anónimo dijo...

Se copió mal el link:

http://fondodebikini.webcindario.com
/galeria/calamar/calamardo2.gif

Anónimo dijo...

y frigerio donde esta??????