jueves, febrero 28, 2008

Esto es puro cuento

Mi tío de Lima.
Por Hebe Uhart.

¿Con quién vives ti?
–Con mi mamá, mi papá y mi abuelita-dije.
–Ve a llamar a tu mamá, ¿quieres? Dile que vino José Mazzini de Lima.
Observé que la fórmula peruana para pedir una cosa era diferente : él no quería decir si yo quería ir a llamar a mi mamá, era como si dijera: “Quiero que llames a tu mamá con tu consentimiento”, pero disentir era imposible.
La voz era rica, plena, suave. No era una voz de argentino. Era como si brotara de algún lugar profundo dentro de él y como si vibrara un poquito en su cuerpo.
–¡Vino José Mazzini de Lima!
–Abrí la puerta del comedor –dijo mi mamá.
Ella se acomodó el pelo y acomodó una silla. Estaba nerviosa: hacía 40 años había llegado el tío Pipotto de Lima justo el día en que se escaparon los chanchos. Ahora este tío y el comedor estaba desordenado,
–¡Sacá esos trapos! ¡No servís para nada!
Habitualmente esa observación me irritaba, pero esa vez no me afectó; venía un pariente de Lima y por eso mismo iba a esconder los trapos en un lugar insólito: detrás de un jarrón de porcelana; ojalá que se asomaran un poco.
Finalmente mi mamá salió, ya con cara de recibir visita. La cara de visita era para todos igual: afable, cortés, casi siempre desenvuelta, como si de antemano descontara que iba a recibir un gran placer. Con esa misma cara recibía a una amiga íntima y también a la señora de Bastión, que tenía un hijo mogólico de 40 años y explicaba minuciosamente cómo le cortaba la carne en pedacitos para que no se atragantara. Salió a la calle y dijo:
–¿Qué tal? –como si lo hubiera visto hace un año. Mi tío de Lima, con la voz un poco emocionada, con un leve matiz de duda para que la emoción fuera después más plena y el encuentro más histórico, le dijo:
–Tú eres Emilia, ¿ya?
–Y tú José -dijo mi mamá hablando de tú seguramente por contagio. Nunca la había oído hablar de t y pensé que a lo mejor lo haría en otras oportunidades que yo desconocía.
Se abrazaron y José tenía los ojos brillosos. Entonces mi mamá dijo:
–A ver…Vos sos hijo de Cayetano.
–No –dijo-, de Juanito. Cayetano tuvo dos hijos: uno volvió a Italia y el segundo, Marcos…
–Pero es cierto –dijo mi mamá un poco fastidiada porque se había equivocado- ¡Qué tonta! Si sos hermano de…
Cuando se estableció bien la filiación, lo invitó al comedor a sentarse en unas sillas duras, altas e incómodas. Mi tío de Lima se sentó sin reparar en ellas como si una silla fuera un obstáculo útil para sentarse, y siguió muy emocionado.
–¿Y la tía Teresa? –dijo.
No dijo “la tía”, dijo algo así como “la zia”. Claro, resulta que era sobrino de mi abuela. Pero mi abuela estaba en su pieza, sentada en su cama rezando, acomodando todas las estampitas como para un solitario y no sabía que había venido un sobrino. Ella acomodaba todas las estampitas sobre la cama, les rezaba y las cambiaba de lugar de acuerdo con algún orden.
Ella rezaba para todos, pero quién sabe si se acordaba de ese sobrino.
Mi mamá dijo:
–Un momentito, le voy a avisar. Quedate con el tío José.
El tío José me sonrió y me contó cómo había venido.
Mi mamá no fue alborozada a decirle a mi abuela que había venido José; fue para ver si la abuela tenía las estampitas en orden sobre la frazada y para peinarla. Con el apuro, el peinado y es precipitación, mi abuela no entendía de qué se trataba. Sólo que era alguien de Lima. Mi abuela hizo un gesto como diciendo: “Justo ahora”. Estaba por la oración de San Francisco. Estaba atrasada en el rezo y ya venía atrasada del día anterior. Además quería estar con cierta majestad en la cama y sentía en ese momento que no tenía ninguna majestad, se sentía un poco débil. Mi mamá le puso colonia y mi abuela revivió. Le pidió a mi mamá que saliera y la dejara sola un minuto para prepararse para la visita. Mi abuela era imperiosa; tenía la nariz larga y afilada y la mandíbula sobresaliente; llevaba la boca siempre apretada y era flaca. Ella decía siempre:
–Pónelo cua. Pónelo la. Torna cuesto. Porta vía. Mete cuesto in la. Guarda cua. Tapa il sole. Ve in casa. Prego, levanta la stampa. Sta in calma.
Después entró mi tío de Lima a la pieza de mi abuela, y otra vez la filiación. Con mi abuela fue más largo el asunto; dijo que sí, que comprendía, pero me parece que dijo que entendía porque ya iba para largo. La verdad es que mi abuela, por tratarse de ella, hizo mucha alharaca. Ella también tenía una voz para las visitas y una amabilidad distinta, pero siempre como si el centro fuera ella. Ella sabía que era una anciana venerable que había vivido y trabajado duramente: no
esperaba más que laureles y siempre cosechaba laureles y rosas de las visitas. Pero esta vez era diferente: le pidió a mi mamá estar a solas con su sobrino de Lima y mi mamá vio la parte práctica del asunto, que era hacer la comida, mandarme al almacén, etc. Todo esto era normal. Lo que no era normal era lo que se oía desde la pieza de mi abuela. MI abuela lloraba con la voz quebrada, como si le hubiera salido una voz finita, de viejita femenina, con agudos estridentes que nunca le había escuchado.


Se estaba confidenciando. Era una voz de víctima y de prima dona, a veces de pajarito. José le decía “tía” como si la hubiera visto toda la vida y le preguntaba cosas en italiano con esa voz rica y peruana. MI abuela se había olvidado del italiano en a Argentina y siempre dijo que a ella Italia no le iba ni le venía. El italiano que ella hablaba era un idioma propio, una mezcla, y cuando tena que hablar con unas amigas italianas, decía todo que sí para abreviar, pero la mirad no entendía. Pero ahora con el sobrino ella quería hacerse entender y él le hablaba un italiano perfecto y ella lo entendía. No se oían órdenes ni aseveraciones como de costumbre. A veces parecían lamentos, recuerdos. La voz de él era serena, un poco grave. Oí que mi abuela le preguntó:
–¿Il tuo padre vive ancora?
Preguntó con una voz humilde y temerosa, pero ya más en confianza, no con voz amable de visita, sino como si fuera un sobrino que ella viera cada tanto.
–No –dijo él-, papá falleció en el 50. ¿A ver? Espera. Sí, digo bien, en el 50 porque…
Lo dijo en tono neutro, objetivo, como si recordara la fecha de la muerte de un presidente.
–Ah –dijo medio desconcertada mi abuela-. ¿Y Caetán?
–Caetán falleció de joven, cuando la fiebre amarilla, espera, a ver si me equivoco… pero no, fue en el 18 –sorprendido-. ¿No lo supiste, pues?
–¡Emilia, Emilia! –dijo mi abuela llamando a grandes voces a mi mamá-. ¡Ha morto Caetán!
Se echó a llorar tapándose la cara con las manos. Yo nunca la había visto llorar a mi abuela. Mi mamá estaba haciendo tallerines y a salsa se estaba por quemar.
–Y claro, mamá –dijo mi mamá-. ¿No te acordás de que ya avisaron? Yo tengo la idea de que avisaron.
Y le habló por lo bajo a José, diciéndole que a mi abuela le fallaba un poco la memoria. Mi abuela agarró la estampa de San Cayetano; como no veía casi nada hizo un esfuerzo para mirarlo bien a ver si era, y
mientras, lloraba, pero no ya con esos sollozos impactantes, sino que se le lloraba.
Después vino otra vez mi tío de Lima a comer a mi casa Ese día habían puesto un mantel de supergala que yo no había visto nunca puesto y la mejor vajilla. Yo jamás había visto todo el despliegue junto. Mi abuela se mostró amable, lo suficiente, y correctamente cariñosa.
Después que mi tío se fue, mi abuela, más imperiosa que de costumbre empezó a decir:
–Mételo cua. Guarda cuesto la. Súbito el trapo, ve.
Este cuento pertenece a la antología Camilo asciende. publicado en: La Nación.

Hebe Uhart: Premio Konex 2004: Cuento: Quinquenio 1999-2003. Nació en Moreno, Buenos Aires, en 1936. Novelista y narradora. Profesora de filosofía, egresada de la Universidad de Buenos Aires. Entre sus obras figuran Dios, San Pedro y las almas (1936), La gente de la casa rosa (1970), El budín esponjoso (1976), La luz de un nuevo día (1983), Mudanzas (novela, 1985), Camilo asciende (1986), Memorias de un pigmeo (1990), Guiando la hiedra (1997) y Señorita (relato, 1999). Libros publicados“Dios, San Pedro y las almas”, ed. Menhir, Rosario, 1962 (cuentos) “Epi, Epi, Pamma sabhactani”, ed. Goyanarte, Buenos Aires, 1963 (cuentos) “La gente de la casa rosa”, ed. Fabril, Buenos Aires, 1970 (cuentos) “El budín esponjoso”, ed. Cuarto Mundo, Buenos Aires, 1976 (cuentos) “Memorias de un pigmeo”, Buenos Aires, 1992 (relato) “La luz de un nuevo día”, ed. Centro Editor, Buenos Aires, 1983. “Camilo asciende”, ed. Torres Agüero, Buenos Aires, 1987 (novela corta) “Mudanzas”, ed. Bajo la luna nueva, Buenos Aires, 1995 (novela) Reedición en Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo, 1996, y en Editorial Mondadori, Buenos Aires, 1998. “Guiando la hiedra”, ed. Simurq, Buenos Aires, 1997 (cuentos) “Señorita”, ed. Simurq, Buenos Aires, 1999 (novela breve)
Proximamente, "Hotel Quequén II. Narrativa", incluye un cuento de Hebe Uhart.

domingo, febrero 24, 2008

Las "otras" fotos

Adivinanzas con escaso nivel de complejidad:

1) ¿Quién está orando?
2) ¿Quién es el dormilón?

3) ¿y de la bola en la ingle? (Homero Simpson, para el "I Festival de Cine de Springfield")


4) ¿ahora?

Las "otras" fotos


- No es un masculino.
- No es Jannet Jackson, Robin Williams ni Luisa Valenzuela.
- No se dedica a la pesca deportiva.
¿Quién es?

miércoles, febrero 20, 2008

Domingo 17 de febrero, tarde, lectura en la playa.

En primera vuelta:
Carlos Aldazabal, Claudia Masín, Julia Magistratti, Mariana Docampo.


Cierre:
Daniel Chirom, Teresa Arijón, Paula Jimenez, Daniel Freidemberg y quien les habla.
La playa escucha...

Domingo 17 de febrero, Desayuno en La Hélice



Primera ronda de lecturas:

María Eugenia López, Elba Serafini, Nurit, Valeria Meiller y Julieta Lerman


Segunda Ronda de lecturas:
Rosana Gutierrez, Paula González Carman, Antonio Jorge, Albech Gunter.



A mi mamá le gustó

Los que escuchan...


Juan Manuél Alegre, antropólogo, sociólogo y muchas cosas más...
Paula Jimenez meditando.

Mariana Docampo y Claudia Masín.

Sábado 17 de febrero, playa de Quequén.

En el bar de playa Ileus leyeron los poetas:
Daniel Chiróm, Daniel Freidemberg, Susana Cella, Cristina Piña, Teresa Arijón, Enrique Solinas, y Mercedes Araujo.
El grupo:

Derrotero sonámbulo hacia Quequén


Daniel Chirom, Cristina Piña, Daniel Freidemberg/
Sebastián Hernainz, Julieta Lerman, Nurit Kametzlan, Valeria Meiller, Alejandro Soiffer.
Paula Jimenez, Mariana Docampo, Claudia Masín, Teresa Arijón.
Mercedes Araujo, Miguel "el fotógrafo", Julia Magistratti, Enrique Solinas.
Paula González Carman y Rosana Gutierrez
Ana Teresa Lecaros y Elba Serafini (escondida)

viernes, febrero 15, 2008

A cada chancho le llega…

Mañana, Lampalagua.
Mañana, la fabulosa jangada, poetas por el río, poetas que dan al mar. Una onda sinusoide interminable, oscura con parches de reflejo.
Mañana, Lampalagua.



Gracias:

San Martín de Porres
San Martín de Tours
San Martín Abad
San Martín de la Santa Cruz

miércoles, febrero 13, 2008

El pronóstico del tiempo


El pronóstico indica que el próximo sábado, en Quequén, la temperatura superará los 30º C. El primer día lindo después de una quincena de lluvias y tormentas. Quizá el domingo por la tarde llovizne, pero quién nos quita el sábado. El sábado de Freidemberg, de Cella, Bernaték, Arijón, Piña, Chiróm, el sábado de la Dedé Araujo. Un sándwich que a pesar del ruido arenoso entre los dientes es más rico que ningún otro. Un sábado: Paula Jiménez, Enrique Solinas, Masin, Nurit, Eugenia López, Jorge Antonio, Docampo, Fernández Berro, Duizeide, Gonzáles Carman, Rosana Gutiérrez, Julieta Lerman, Elba Serafini. Un sábado para conocer a Alejandro Soifer. Un sábado para compartir con muchos amigos. Un sábado para abrazar a Romana, que la extraño mucho, que Santa Fe es muy lejos, que sé que mis ahijados no nacen de la nada, pero quiero que sea sábado y Dedé, Romanita y yo nos abracemos porque lo demás es importante pero no imprescindible.
Contra viento y marea… sigamos enamoradas. Gracias al viento y a la marea… sigamos enamoradas.

lunes, febrero 11, 2008

domingo, febrero 10, 2008

Faltan 139 horas. Homenaje a los comentaristas

Acerca de "otras cosas inolvidables": ver comments de la entrada anterior.
A los organizadores del evento paralelo "Homenaje a Ojo de lince" a cargo del "Ojo de Lince Fans Club": todo bien, pero organizemonos!
Ojo de Lince, Hermana Bernarda, pseudos Ojos de lince, speakers extranjeros, Benedictos, antropólogos y antropólogas,a todos ustedes:
Gracias (aunque sea de mala suerte)

viernes, febrero 08, 2008

Faltan 8 días...

"Fabulosa Lampalagua" Quequén, 2008.

Recordatorio:
:) El protector solar! - aunque esté nublado.
:) Llevar algún abrigo - por la noche refresca, siempre.
:) Las ojotas son necesarias para caminar por la arena caliente.
:) Las ojotas son insuficientes para mantener la temperatura corporal despues de las 21:00.
:) El viaje de ida suele ocasionar aumento voraz del apetito, y como sólo haremos una parada a mitad de camino que no deberá superar los 15´, o sea, alcanza para ir al baño y no mucho más, cada uno deberá hacerse cargo de sus mates y galletitas (o encontrar amigos proveedores)
:) No se olviden lo que van a leer!
:) Los enamorados del amor: ya saben lo que no tienen que olvidarse.


jueves, febrero 07, 2008

¿Quién lee en Quequén? Jorge Antonio


Lavaban la ropa las manos de mi madre,
sus hijos reíamos al descuido,
el cielo era más azul de lo que él aspiraba a ser.
La madre de mis hijos los atenúa
con manos parecidas a su madre,
mi hija besa al mundo con las manos,
hay mujeres que saben lo que digo.
Tienen artrosis las manos de mi madre,
un mal que le impide acariciarme la frente
como cuando los cielos eran intensamente azules,
apenas si las levanta para despedirnos
yéndose sin irse o consciente
de que no volverá a ser aquélla.


JORGE ANTONIO: Rosario, 1961. Publicó: La misma voz y todo el vicio (1984); Agua que enturbia la pupila (1996); Desesperadamente Agua (2000) y Paladar negro (2003).

miércoles, febrero 06, 2008

¿Quién lee en Quequén? Julieta Lerman

No es necesario estar en París para estar en París
me quedé en esa silla del aeropuerto abrazándote
caminando o sentada en alguna parte, caminaba tanto
corría siempre el último metro ahora se me escapa
encima de mí el mapa doblado
y desplegado mil veces, no alcanzo
a tomar con mis manos y a guardarlo
en un bolsillo de la mochila.
Tengo en los ojos puentes ríos calles recorridos
superpuestos palabras y tu mueca triste, oigo una música
un agua que desborda no puede aquietarse
en un recorte de tiempo y de equis
kilómetros cuadrados.
Me llevé todo lo que dejé y cada cosa
desprendida
de mí suelta
caminando por ahí todavía
andándome de no sé qué modo mudo
entrecortado me llevé tus manos y ciudades
dentro de ciudades
y las manos de otros
dentro de mis manos, las calles
caminaban delante mío
deslizadas
a todas las historias posibles, lenguas
las veo vagar sonámbulas, me hablan en sueños
como una vida antigua despertando
en todo lo parisino.

Julieta Lerman nació en Buenos Aires en diciembre de 1980. Es casi licenciada en letras por la UBA. Ha colaborado en algunas revistas de poesía (“Plebella”, “No retornable”) y traduce del francés. Comenzó a escribir poesía en el año 2000 y hace taller con Tamara Kamenszain. Enseña español como segunda lengua y hace yoga.

¿Quién lee en Quequén? Alejandro Soifer

Me despierto. El sol me molesta. Voy hasta la ventana y bajo las persianas. Me duele la cabeza. Tengo toda la tarde por delante. La garganta me arde. Siento un gusto raro en la boca. Hoy no tengo nada para hacer. Vuelvo a la cama y me meto más adentro de la cama, me tapo con las sábanas y la frazada hasta el cuello. Tengo frío. ¿Es cierto que escuché que Paula estuvo “chapando” con un flaco cualquiera? ¡¿Qué mierda quiere decir “chapar”?! ¿Quiere decir que se la cogieron? ¿Que se la transaron? La amiga de Romina, también se llama Paula.
Pero yo sé lo que escuché. ¿Por qué Andrea no me lo dijo?Busco manchas en mi cuerpo y en la cama pero no logro distinguir si las que encuentro son manchas de semen o de vómito y si son de ayer o de alguna otra paja que me habré hecho hace algunos días.Pongo un pie afuera de la cama, piso fuerte, me levanto, todo gira alrededor mío. Apoyo todo el peso del cuerpo contra la pared y siento que la cabeza me da vueltas. La cama es más cómoda y segura.. Entro al baño, me lavo la cara con jabón. En el espejo la cara de la derrota. Tengo los ojos rojos. Como si me hubieran sacado una foto con flash, pienso y no me causa gracia aunque improviso una media sonrisa. Abro el botiquín y saco un Uvasal. Jugueteo con el sobrecito. En la cocina, abro la heladera buscando algo para comer. Me corren algunas lágrimas. No hay nada en la heladera. Trago un sorbo de agua del pico. El líquido pasa denso por mi garganta. Lo siento como una pelota viscosa que intenta deslizarse por mi esófago. Después meto el contenido del sobrecito de Uvasal en un vaso y le tiro un chorro de soda y me lo mando todo de una.

... de Acabar afuera



Alejandro Soifer nacio en Buenos Aires en 1983. Actualmente cursa la carrera de Letras en la UBA. Tiene una novela inédita (Acabar afuera) y está terminando de escribir un libro de cuentos. Su relato Escribo como hablo formará parte de la antología Escritores del Subsuelo que será editada próximamente por Del Subsuelo Editores.

Cronograma de actividades - Fabulosa Lampalagua, Quequén 2008.


Sábado, 16 de febrero de 2008


6:00 hs. Partida desde Plaza Italia.
Atención: Embarque a partir de las 5:45. Salida 6:00 am.
La Plata: 6:45 / 7:00 am. Rotonda Alpargatas (bajo ruta 2)
(el cole se paga en el momento de subir a nuestra tesorera oficial: Ada Lotero)

Mediodía. Arribo de los escritores al Balneario Monte Pasubio
19:00 hs. Lecturas en la playa. Bar de Playa – Complejo Balneario Monte Pasubio. Quequén.
Noche. Las infaltables lecturas en Pub´s (pregunten a quienes estuvieron durante el 2006)

Domingo, 17 de febrero de 2008

9:00 hs. Desayuno literario. Barlovento. Complejo Balneario Monte Pasubio. Quequén.
19:00 hs. Lecturas en la playa. Bar de Playa – Complejo Balneario Monte Pasubio. Quequén.
21:00 hs. Cierre
23:00 hs. Regreso a Buenos Aires.

¿Quién lee en Quequén? Enrique Solinas


El Rostro de Dios

a mi madre, in memoriam


Esa mujer
extendida hasta nunca debajo de la sábana
no muestra signos de respiración.
Apenas es el resto de una imagen,
el personaje principal en bastidores
no disponible para despedidas.
Hacia los costados,
sus brazos se alargan y tocan el infinito.
Las manos se apoyan en oriente y occidente
sin ganas ya,
sin intención.


Descorro la sábana y al mismo tiempo
vuela una mosca como ninfa sorprendida.
He aquí la cuestión:
sus labios entreabiertos y la piel extraña
contrastan con el gesto de una sonrisa,
y el único signo de vitalidad
es la mosca
que ha bebido toda su respiración.
Si la mujer sonríe es porque sabe algo
que nunca terminó de decir.
Si la mujer sonríe
es porque nos ha engañado
y nunca sabremos el motivo.
Pasa el tiempo como la vida pasa,
como pasa lo bello y lo triste.
Luego la abrirán en dos
para saber la causa de su fallecimiento.
Luego,
su rostro cambiará y será otra,
alguien desconocido.


Ahora sé que éste es el rostro de Dios:
una mujer que se va y la mosca que sonríe,
compartiendo la misma despedida.
Tan sólo nos queda
cubrir el cuerpo de la desesperanza
y contemplar el aire de la noche,
fatal y divino.


Enrique Solinas nació en Buenos Aires el 11 de Julio de 1969. Es profesor en Letras y Ciencias de la Comunicación y Licenciado en Letras. Desde 1989 colabora con publicaciones del país y del exterior y ejerce la docencia. Publicó en poesía Signos Oscuros (1995), El Gruñido (1997), El Lugar del Principio (1998) y Jardín en Movimiento (2003). Su obra forma parte de antologías nacionales e internacionales, siendo parcialmente traducido al inglés y al portugués. Por su labor literaria obtuvo varios premios, el 1er. Premio Nacional Iniciación de la Secretaría de Cultura y educación Bienio 1er. Premio Dirección General de Bibliotecas Municipales de la Ciudad de Buenos Aires 1993, entre otros, Subsidio Nacional de Creación de la Fundación Antorchas 1997, 1er. Premio Estimulo a la Creación del Ministerio de Cultura y Comunicación Año 2000, 1er. Premio Fundación Honorarte 2003, 1er. Premio de Cuento Fantástico del Concurso para Docentes del GCBA 2004, etc.Actualmente, además de la poesía, su actividad incluye la narrativa, la crítica literaria y la investigación.

martes, febrero 05, 2008

¿Quién lee en Quequén? María Julia Magistratti


LA GALLINA


La gallina conoce el hambre de esos niños.
ve la madre
traer los frutos
en un canasto de moscas
y el hilo de la naranja
corriendo por el cuello
del más pequeño.

Ve la siesta de un pescado
sobre el fuego.
el silbido de los choclos
en la olla.

La gallina es la única que ve la muerte de todos
porque no puede mirar de frente.

Del libro EA (ediciones del Mono Armado, Buenos Aires, 2007)

María Julia Magistratti nació en 1976 en Azul, provincia de Buenos Aires, República Argentina. Egresada de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires. Libros publicados: Alasitas (ediciones Honorarte, Buenos Aires, 2004) y EA (ediciones El Mono Armado, Buenos Aires, 2007)Con el libro Alasitas ganó el Primer Premio Concurso Internacional de Poesía Letras de Oro 2003 de la Fundación Honorarte.

Gracias a todos!

Plazas completas para "Fabulosa Lampalagua" Quequén 2008.

Amigos,
¡Gracias a todos!

Queremos avisarles que los medios de transporte que pusimos a disposición de lectores y amigos para viajar hacia nuestra “Fabulosa Lampalagua” Quequén - 2008, están totalmente cubiertos. Lamentablemente, no podremos seguir favoreciendo a quienes deseen agregarse al proyecto con dicho beneficio.
Nos vemos pronto,

sigamos enamoradas
www.sigamosenamoradas.blogspot.com

Cecilia Romana sigamosenamoradas@yahoo.com.ar
Marina Serrano marina_serrano@yahoo.com.ar
Tel: 011 156 22 22 970

lunes, febrero 04, 2008

¿Quién lee en Quequén? Elba Serafini

Cuando mi hijo nació
yo tenía la misma edad de mi madre
al tenerme a mí.
Otra madre en otro auto
condujo por la avenida solitaria.
Esa noche fue la última
de un calor prolongado,
la primera de un sonido
incomprensible.
Un niño duerme donde otro
lo precedió.
¿Ahora es pasado?
Por un instante,
sólo por un instante.

When my son was born
I was the same age as my mother
when she gave birth to me.
Another mother in another car
drove thru the lonely avenue.
It was the last night of
an extended period of hot weather,
the first night carrying round & round
the sound of a blaffling spirit
A child sleeps where another
preceeded him.
¿Is it the past now?
For an instant,
just for an instant.

De “Dinamarca”
Sigamos enamoradas, 2007.

¿Quién lee en Quequén? Claudia Masin


resistencia

Nací en una ciudad rodeada por defensas de tierra.
Montañas de utilería para que cuando llueva,
el río, en su crecida, no invada nuestras casas
y arrase la ciudad. Pero se ha tenido la precaución
de construir murallas precarias, abiertas. Para mantener
al enemigo vivo. Los que hemos nacido en Resistencia
tenemos para qué levantarnos cada mañana:
quien tiene a qué temer ya no está solo.

Aquí, el uniforme de guerra incluye botas de lluvia
amarillas. Nos sentimos impermeables
cuando caminamos por las calles, cómplices
como sobrevivientes de un desastre secreto.
Una vez, la lluvia nos sitió por tres días y tres noches.
Los chicos soñábamos con la amistad del agua,
salir descalzos a la invasión, cada gota
un disparo fresco en el pecho. Pero permanecíamos
tras las trincheras, cristales dibujados al vapor
con nuestros nombres. Casa del agua.
¿Un barco ebrio? No, mi casa era un blanco quieto.
Guardado en una botella, como una cabaña de los Alpes,
una miniatura olvidada en un estante.

Soñé entonces con construir un arca, pero no llevaría
animales sino palabras. Las elegiría al azar, por capricho.
Por la música que despedían de sí al ser dichas.

¿No es más importante preservar la belleza que la especie?.
Zarparía en silencio hasta que la tierra
se perdiera de mis ojos por la distancia y el diluvio.
¿Noé sabría de su audacia al huir?. Soldado que huye
sirve para huir de la próxima batalla.

¿Y si escribir no fuera temblar en la tormenta sino
- a lo sumo- presumir bajo el alero?
¿Y si la crecida de las aguas no existiera?
Un mito. La fundación de algo. De una ciudad: Resistencia.
Construida para ofrecerse a un ataque imaginario,
a una corriente asesina que no existe. Acuario seco
en que los peces sofocados resistimos
hasta que las agallas sangran. Nunca fue cierto
que en las guerras se venciera por un arte sutil
de resistencia.


Claudia Masin nació en Resistencia, Chaco, Argentina, en 1972. Desde 1990 vive en Buenos Aires. Es escritora y psicoanalista. Tiene cinco libros de poemas: Bizarría (1997, Nusud, Buenos Aires) Geología (Seleccionado para su edición por el Plan de Promoción a la Edición de Literatura Argentina de la Secretaría de Cultura del Gobierno Argentino; 2001, Nusud, Buenos Aires) y la vista (Premio Casa de América de Poesía Americana 2002, Visor, Madrid), Abrigo (inédito) y La soledad (inédito).
Poemas suyos han sido incluidos en diversas antologías, entre ellas Poesía latinoamericana del Siglo XXI: el turno y la transición (Compilador: Julio Ortega, Ed. Siglo XXI, México,1997), Agua de beber (Antología de poetas argentinas, Compiladora: Mónica D’Uva, Nusud, Bs. As., 2001)
Es creadora y coordinadora, junto a un grupo de artistas de diversas disciplinas, de ciclos multimedia relacionados con la poesía (El pez que habla, El gallo y la luna) y de ciclos de recitales de poesía (La mirada, Poligrafías, La Musik). Coordina un taller de escritura poética desde 1997.

domingo, febrero 03, 2008

¿Quién lee en Quequén? Gabriel Roel


BABEL DE NOCHE


Como una vaca sin cencerro, sí, perdida
Marisa Paredes en el mejor Almodovar.
Nombres extravíos cánticos
Guadalupe Pineda enamorada de su diputado.
Porque Zócalo es este mundo, amor,
y así danzo desde el hiato de estos escalones
con tu foto.
Bailo de puro osco almibarado el filme dulciferino
en la superficie lustrosa kistch llena de lozas
color californiano peronista,
refractando la bola de espejitos girantes
en medio de la música y tu cuerpo.
Lento.
Espumante.
Extravíado y vacuno con montura ladeada y en pelo.
entre florecillas de alfalfa.
Gerundios y lavanda.
Reservados y cuencos.
Algarrobo y pérdidas y caléndulas.
Guadalupe Pineda en tránsito de altares.
Marisa Paredes en pavesas de alcanfor.
Porque la noche es de Babel los mostradores
y mi mano en tu espalda tiara del brillo

salida de la noche que alone surfea

el arcoiris el volcán el mar a oscuras.

Gabriel Roel: nació en Diamante, provincia de Entre Ríos en 1971. Becario Fundación Antorchas en poesía 1999. Estudió letras en UBA; filología en Barcelona y Psicología. Entrevistó a Marosa Di Giorgio en 2001 (Diario de Poesía). Vive en Balvanera, en la ciudad de Buenos Aires. http://www.lapupiladelcero.blog.com/

¿Quién lee en Quequén? Osvaldo Bossi


EL MUCHACHO CONTORSIONISTA


No tengo amigos, pero me llevo bien con los relámpagos.
De dónde quiero salir, adónde quiero llegar,
no lo sé. De la mañana hasta la noche
doy vueltas a lo mismo, como si poner un brazo aquí,
una pierna allá, me impidieran caer en el dolor...
No hay dolor para mí. Es importante que sepan
esto: no hay dolor. Y no entiendo a la gente que sigue quieta,
aferrada a lo mismo, o deja que las cosas continúen
en su lugar. Yo sueño con un cuerpo distinto
cada vez, y no me importa que sea el mío:
puedo pasar de lobo a niño, de elefante a cangrejo
en pocos segundos, haciendo pequeños arreglos.
Algunos piensan que lo mío no es flexibilidad
sino un error de base, como si me faltara un eje,
un punto de apoyo... Puede ser. Mi madre se horroriza
al verme, y mi padre se ríe, se divierte conmigo
como si dijera: Este muchacho... Sin ir más lejos
anoche tuve una pesadilla. Dormido y desnudo
en mi cama, cualquiera (¿se dan cuenta?) cualquiera
podía verme. Mi novia, incluso, que es muy posesiva
podía encerrarme en una cajita de fósforos
o esconderme tranquilamente en un dedal.


De “Ruego por el Tornado. Tres
Sigamos enamoradas


Osvaldo Bossi: Nació en la provincia de Buenos Aires el 8 de marzo de 1963. Publicó: Tres (Bajo la luna, 1997), Fiel a una sombra (Siesta, 2001), El muchacho de los helados y otros poemas (Bajo la luna, 2006) y Ruego por el tornado (Sigamos enamoradas, 2006).