martes, febrero 05, 2008

¿Quién lee en Quequén? María Julia Magistratti


LA GALLINA


La gallina conoce el hambre de esos niños.
ve la madre
traer los frutos
en un canasto de moscas
y el hilo de la naranja
corriendo por el cuello
del más pequeño.

Ve la siesta de un pescado
sobre el fuego.
el silbido de los choclos
en la olla.

La gallina es la única que ve la muerte de todos
porque no puede mirar de frente.

Del libro EA (ediciones del Mono Armado, Buenos Aires, 2007)

María Julia Magistratti nació en 1976 en Azul, provincia de Buenos Aires, República Argentina. Egresada de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires. Libros publicados: Alasitas (ediciones Honorarte, Buenos Aires, 2004) y EA (ediciones El Mono Armado, Buenos Aires, 2007)Con el libro Alasitas ganó el Primer Premio Concurso Internacional de Poesía Letras de Oro 2003 de la Fundación Honorarte.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso poema, Juli, más que hermoso!

Anónimo dijo...

que poema ni poema!
La Julia está buenísima
un poema
sos un poema nena!

Anónimo dijo...

No estarían tan hambrientos los niños, ya que de otro modo la gallina terminaba cocinada en un puchero. Una sugerencia Roma. Título para un próximo libro colectivo: De re coquinaria. Ars poetica et ars culinaris. Va marchar como milanesa con fritas, ya tenés La Gallina, El Guiso, La Vaca. ¿Quien se anota con otro poema de registro culinario?

Anónimo dijo...

ojo de lince, sos malo/a pero divertido/a

Anónimo dijo...

Yo conozco una vecina que ha comprado una gallina que parece una sardina enlatada. Tiene las patas de alambre porque pasa mucha hambre y la pobre está todita desplumada. Pone huevos en la sala
y también en la cocina pero nunca los pone en el corral.¡¡La Gallina!! ¡¡Turuleca!! Es un caso singular. ¡¡La Gallina!!¡¡Turuleca!! Está loca de verdad. La Gallina Turuleca ha puesto un huevo, ha puesto dos, ha puesto tres. La Gallina Turuleca ha puesto cuatro, ha puesto cinco, ha puesto seis. La Gallina Turuleca ha puesto siete, ha puesto ocho, ha puesto nueve. Donde está esa gallinita, déjala a la pobrecita, déjala que ponga diez.

Anónimo dijo...

En vez de puchero, yo habría hecho caldo de gallina con el primer jugo bovino e ingredientes permitidos.

Anónimo dijo...

¿Y qué me dicen del pescado que duerme la siesta en el fuego? ¿Habrá confundido la sartén con una cama solar?

Anónimo dijo...

¿Y los choclos que silban? ¿Serán cruza de mazorca con pito?

Anónimo dijo...

Ustedes se burlan porque no son hombres de campo. Todo puede ser. A lo mejor son choclos silbadores sembrados por los Hermanos Cuestas. ¿Nunca escuchó a una mazorca entrerriana silbar una chamarrita entre dientes de choclo?

Anónimo dijo...

Y no le digo lo que es ese canasto de moscas, un boccato di cardinale, una delicatessen, un manjar de los dioses y no sigo porque se me hace agua la boca. (Cfr. mi comentario a Gabriel Roel)

Anónimo dijo...

Sí, mejor que no se le haga agua la boca, a ver si nos inunda el blog. Por las dudas voy a llamar a Teresa Parodi para que nos mande a Pedro Canoero. Ya metió la pata en el comentario al poema de Magistratti en el post de Roel.

Anónimo dijo...

Anónimo, soy malo no mala, pero ¿qué me contás de los payasos Gaby, Fofó y Miliki, los Hijos de Buda, Don Pánfilo Ligero, aquel titiritero de voz aguardentosa que ameniza la función y el pavote del Príncipe Sapo? Son malignos y dañinos, una plaga. Lo positivo es que, entre todos, cultivamos el desconstruccionismo criollo.