miércoles, febrero 06, 2008

¿Quién lee en Quequén? Enrique Solinas


El Rostro de Dios

a mi madre, in memoriam


Esa mujer
extendida hasta nunca debajo de la sábana
no muestra signos de respiración.
Apenas es el resto de una imagen,
el personaje principal en bastidores
no disponible para despedidas.
Hacia los costados,
sus brazos se alargan y tocan el infinito.
Las manos se apoyan en oriente y occidente
sin ganas ya,
sin intención.


Descorro la sábana y al mismo tiempo
vuela una mosca como ninfa sorprendida.
He aquí la cuestión:
sus labios entreabiertos y la piel extraña
contrastan con el gesto de una sonrisa,
y el único signo de vitalidad
es la mosca
que ha bebido toda su respiración.
Si la mujer sonríe es porque sabe algo
que nunca terminó de decir.
Si la mujer sonríe
es porque nos ha engañado
y nunca sabremos el motivo.
Pasa el tiempo como la vida pasa,
como pasa lo bello y lo triste.
Luego la abrirán en dos
para saber la causa de su fallecimiento.
Luego,
su rostro cambiará y será otra,
alguien desconocido.


Ahora sé que éste es el rostro de Dios:
una mujer que se va y la mosca que sonríe,
compartiendo la misma despedida.
Tan sólo nos queda
cubrir el cuerpo de la desesperanza
y contemplar el aire de la noche,
fatal y divino.


Enrique Solinas nació en Buenos Aires el 11 de Julio de 1969. Es profesor en Letras y Ciencias de la Comunicación y Licenciado en Letras. Desde 1989 colabora con publicaciones del país y del exterior y ejerce la docencia. Publicó en poesía Signos Oscuros (1995), El Gruñido (1997), El Lugar del Principio (1998) y Jardín en Movimiento (2003). Su obra forma parte de antologías nacionales e internacionales, siendo parcialmente traducido al inglés y al portugués. Por su labor literaria obtuvo varios premios, el 1er. Premio Nacional Iniciación de la Secretaría de Cultura y educación Bienio 1er. Premio Dirección General de Bibliotecas Municipales de la Ciudad de Buenos Aires 1993, entre otros, Subsidio Nacional de Creación de la Fundación Antorchas 1997, 1er. Premio Estimulo a la Creación del Ministerio de Cultura y Comunicación Año 2000, 1er. Premio Fundación Honorarte 2003, 1er. Premio de Cuento Fantástico del Concurso para Docentes del GCBA 2004, etc.Actualmente, además de la poesía, su actividad incluye la narrativa, la crítica literaria y la investigación.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno Roma. Me tapaste la boca con Solinas. No lo conocía. Tremendo poema, profundo y sentido, si el resto de su poesía es pareja o sobresaliente, podemos estar en presencia de un poeta de verdad.

Anónimo dijo...

Cuanta seriedad...

Anónimo dijo...

Qué belleza!

Anónimo dijo...

Yo tampoco lo conozco, pero qué poema, es increíble.

Anónimo dijo...

Chico B. aunque no lo creas soy un hombre serio, solo que en las siestas se apodera del teclado de la PC el duende Pombero y me pongo molesto y zumbón como un tábano.

Pero cuando no está el Pombero soy serio como perro en bote (¿cuándo habrán visto reir a un perro, no?). Pero es verdad, chamigo, aunque no lo creas. Digno de Ripley.

Pero no te preocupes, como dijo Tupac Katari en 1781, "mañana volveré y seré millones" (lo aclaro porque hay quienes todavía creen que es frase de Eva Perón).

Anónimo dijo...

Ojo de Lince, me dejaste impávida con el comentario del post en el que veníamos conversando. Extenso, pero suculento.
Gracias.
No tengo más que decir.
Salvo que no nos olvidemos de Manuel Castilla y de mi amado López Merino (¡cómo machaco con esto!).
Besos.

Anónimo dijo...

¡Francisco López Merino! No me olvidé, para nada, atesoro uno de sus libros (reedición limitada de una editorial platense en los años '60) que fue herencia de un familiar mío. Este familiar directo mío era amigo de Carlos Mastronardi y de Carlos Merlino, también poeta. Pero siguiendo con López Merino diré que en mi tienes un aliado natural en eso de machacar sobre la importancia de su obra. El poeta platense era muy amigo de Borges (a quien también amo y admiro) y en Cuadernos San Martín (1929) le dedicó un texto admirable.

Quise buscar el libro de Francisco López Merino pero no lo tengo muy a la mano. Mi biblioteca es laberíntica e inmensa, vivo rodeado de libros. Prometo buscarlo. Tampoco me olvido de Manuel J. Castilla (lo mencioné en otro post). ¡Cómo para olvidarme! Su poesía y la música del Cuchi Leguizamón me acompañan siempre.

Hay muchos buenos poetas que merecen rescatarse del olvido y del silencio. Y otros desconocidos que merecen difundirse. Por ese lado estoy tranquilo porque sé que es lo que ustedes se proponen.

Bueno, Roma, que sigan tus éxitos personales y editoriales. Te lo deseo de corazón, con una sinceridad más verdadera de lo que pudieras creer. Otro beso para ti