martes, septiembre 18, 2007
El "acto"
Cuando estaba sobre mí, o sea durante el “acto”, apretaba su boca de dientes desacomodados, sucios y disarmónicos, separando los labios, mostrando las encías; por alguna razón desconocida sus músculos cigomáticos se contraían de forma exagerada, sobre todo el menor. Ese horroroso mohín, sumado a la inclinación retrógrada de su cabeza, le daban un aspecto animal, no en el sentido que la palabra “animal” lleva implícito, no a causa del poder y la vitalidad de un organismo en evolución, sino de su ser básico cuyo fin único consiste en hacer "lo suyo" para la perpetuación, aplicar sus reglas innatas, o sea, regar todo con su leche. Se movía, digo, como un animal pero de forma descoordinada.
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9 comentarios:
epa! quién anda tan mal...
Son todos iguales. Comparto.
pero bien que les gusta...
Justamente, anónimo, lo que sostiene el texto es que no, así no les gusta. Y tienen razón.
Silvio K.
El texto sostiene algo muy cierto: no nos gusta la animalidad del hombre en ese sentido mecánico.
bien Silvio, así, no nos gusta... tiene que ser puro amor
z z z z z z z z
Ese horroroso mohín, sumado a la inclinación retrógrada de su cabeza, le daban un aspecto animal
está muy bueno!!!
prefiero a la pelirroja...................
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