En su pelo de bisonte me revuelco como una hembra. Tenía quince años. Él tenía veintiuno, pero nos fue dado el hallazgo apenas dos meses atrás. Lejos de la filial de Letrán, donde la Purísima y Santa Rita de Casia todo lo miden. Mis dedos miden: un centímetro igual a un kilómetro ¿Quién de los dos atizará el fuego? ¿Quién asignará los lugares en la mesa? Dijo: ceno con mi padre, después regreso. Así mi contrincante cayó sobre las baldosas de un pueblo púgil y reconquistador. Yaguarón, Punta de Fanfa: competidores que sopesaron mis muslos bajo el dobok impecable. Hombres que pretendieron fotografiarse conmigo. Y él, orador en los umbrales ante el portento tribal de las celebraciones. Él es el hueso de mi vientre. El que no acierta con la herramienta capaz de nivelar el sendero en dirección al brazo, al galeón, al cuerno alado que me acerque a Concepción.
YAGUARÓN, Hotel Quequén
2 comentarios:
NO PUEDO CREERLO!!!!!!!!
QUÉ EBRIA!!!!
Marinita: estás loca. Te adoro.
Hay nenas, basta de empinar el codo... asi no hay caño que aguante. ¿estaba bueno el del pelo de Bisonte?
Publicar un comentario