Recuperación de la piedra caída
La noche me trae
como un padre hacia mí misma.
Y no hay nada que me sea más ajeno
y más cercano
que este regresar de ola
sobre un centro intengible.
La noche me trae hacia otra noche.
O me lleva.
Despertándome en mi cuerpo
son tantas las preguntas
que creo más que nunca.
Cecilia Romana
Flota, hangares y otros trabajos mecánicos.
Ediciones del Copista. 2004
Feliz,
feliz,
feliz,
Cumpleaños.
domingo, agosto 31, 2008
jueves, agosto 28, 2008
Otro Poema de "Un Asunto tristísimo"
Me hiciste entrar en tu muerte porque parecían flores.
Y los grumos se izaron sobre mí. Y las azafatas fueron
patrias que toqué con mis suelas. No vayas, suplicó mi
madre, no lo atormentes. Pero, ¿alguien me conoce menos
que yo? Sentí el río en mí. El río estriado en la zona de
las cortaderas. El agua larga de mi sueño. No lo conozcas,
porque vas a enviciarte y después, ni los poros de tu cruz
saldrán a flote. Mi cara estaba quieta. Piloteando el amor
sobre las cumbres, mi cara era un túmulo con pintas.
Y volvió a gritar mi sueño: ¡Cristóbal, Cristóbal,
es hora de cargar a Goeminne sobre nuestros hombros!
Y los grumos se izaron sobre mí. Y las azafatas fueron
patrias que toqué con mis suelas. No vayas, suplicó mi
madre, no lo atormentes. Pero, ¿alguien me conoce menos
que yo? Sentí el río en mí. El río estriado en la zona de
las cortaderas. El agua larga de mi sueño. No lo conozcas,
porque vas a enviciarte y después, ni los poros de tu cruz
saldrán a flote. Mi cara estaba quieta. Piloteando el amor
sobre las cumbres, mi cara era un túmulo con pintas.
Y volvió a gritar mi sueño: ¡Cristóbal, Cristóbal,
es hora de cargar a Goeminne sobre nuestros hombros!
Cecilia Romana. Un asunto tristísimo
en prensa por editorial VOX
miércoles, agosto 27, 2008
Cecilia Romana
Cumple 33 años el próximo lunes. ¿Qué puedo decir? Nada que no sea una repetición.
Un asunto tristísimo
Dijeron los cortadores que te morías. Leí: d’Halmar no puede
estarse en pie, pero háganle saber cuánto lo aprecia el Sur.
Dijeron que soy joven y estoy sana. El de anteojos y gorra dijo:
demasiado tierna para Goeminne. Y se burló de tus manos.
Dijeron que la vida es injusta, que más me vale pensar en otro.
Dos torcazas se espulgan en la antena. Hace frío, aunque tal vez
sea la fiebre. No trates de averiguar por qué hablo así.
Nadie me entiende menos que yo. Me pasó, por creer que entendía,
quedarme con ellos y después, oírlos murmurar:
Augusto, sí, sí que se muere este año.
Dijeron que no me reconocerías ni viéndome cara a cara.
Pronto voy a meterme en la cama. Me gusta mirar las rodillas
debajo de la manta: dos macizos a cuadros. Puntiagudos.
Casi tan altos, corpulentos y crédulos como mis oídos.
Cecilia Romana nació en Buenos Aires en 1975. Publicó: Flota, hangares y otros trabajos mecánicos, 2004; Duelo –en colaboración-, 2005; Aviso de obra, 2008 (Premio de Poesía Iberoamericana Sor Juana Inés de la Cruz, México, 2006); No lo conozcas, 2007 (Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines, México, 2006). Bajo su curadoría, el sello Sigamos Enamoradas, del que es editora, publicó la antología de poesía argentina Hotel Quequén, en 2006, y la antología de narrativa nacional Hotel Quequén II, en 2008. Sus poemas han sido traducidos al francés en Canadá (Exit) y Bélgica (Maison de la poésie). Colabora con varias revistas nacionales y extranjeras. Es licenciada en Artes y Ciencias del Teatro.Los poemas de la presente selección pertenecen a su libro Un asunto tristísimo, en prensa por editorial VOX.
Gracias Romanita. Te adora, tu amiga Marina
[sigamos enamoradas]
lunes, agosto 25, 2008
Algo de...
EL BAÑO
Nos metemos en la bañera
tenemos esas piernas largas
difíciles de acomodar,
es placentero
separarlas un poco
entrever la claridad del sexo entre flagelos
que el agua mueve como si fuera densa,
burbujas mínimas se desprenden
dejándose llevar como otolitos
luego, emergen.
Acaricio la gruesa interfase de espuma
desde el bregma
un rebozo
se acumula en los hombros
armiño (u otro tipo de manto claro y fluente)
transformado en agua
se acumula sobre la horquilla esternal y luego
caótico chorrea hasta la línea de flotación.
Soplo
en la espuma viaja el aliento,
el pelo, como el de algunas novias
tiene cosas blancas que parecen flores.
La espalda se enfría pasado un rato
piernas, pelvis, abdomen siguen inmersos y tibios
los pechos se atemperan al rozarse,
sus vértices cambian de consistencia
y quedan atrapados entre brazos
dirigidos por escápulas
que se distancian para acercarnos.
Levanto algo de agua
mojo su espalda para que no se enfríe,
y nos paramos,
hay un espejo grande,
somos tan lindas,
tenemos esas piernas
tan largas.
La diástasis de las tibias largas [Sigamos Enamoradas, 2008]
Presentación: martes, 30 de septiembre CCC. 19.00 hs. Corrientes 1423.
Etiquetas:
Poemas Marina Serrano
martes, agosto 19, 2008
Presentación de los nuevos libros sigamos
Cambio olímpico
Mi querida madre, esposa, y asesina:
¿Qué puedo hacer por vos? Ya no lo sé. Sabés que lo intenté... pero no.
Te veo siempre igual, y bueno, porque no decirlo, yo también estoy igual, con todas esas cosas que no cambio y esas pocas que aprendo.
Dirás que soy una resentida, hija de su madre -diría yo- qué puedo hacer, acordate cuando me abriste las puertas para ser tu legítima representante, y sola, ante la decisión de pasar, me respondí sobre lo correcto: o accedía a ese mundo de coima y acomodo, o cumplía mi sueño bajo una tremenda injusticia. Obvio, no cumplí mi sueño, ni vos el tuyo. ¿Dónde estuvo el malentendido?
¿Soy una resentida? Creo que sí, hermana y esposa mía, porque vuelvo a sentir lo mismo, una y otra vez, cuando veo a los nuevos hijos que pasan vergüenza, y de nuevo tu hipocresia, tapar la ignorancia y la haraganería con nimiedades.
Lamentablemente, no puedo abandonarte, no puedo escapar a otros países, te amo con ese pesar en los hombros, con ese tremendo pesar al ver lo que ambas somos.
Si nadie llegara, no sería tan malo. Deberíamos entender: un hijo que sube al podio es una tragedia para nuestro carácter, porque en él ponemos la imagen de lo que creemos ser. El oro se disfruta, o al menos, no molesta, cuando se tiene en exceso o cuando no se lo tiene de ninguna manera.
En fin, de gusto te digo estas cosas, nunca podrá dejar de quererte,
tu hija resentida
M. S.
(a quienes lean esto, mis más sinceras disculpas)
¿Qué puedo hacer por vos? Ya no lo sé. Sabés que lo intenté... pero no.
Te veo siempre igual, y bueno, porque no decirlo, yo también estoy igual, con todas esas cosas que no cambio y esas pocas que aprendo.
Dirás que soy una resentida, hija de su madre -diría yo- qué puedo hacer, acordate cuando me abriste las puertas para ser tu legítima representante, y sola, ante la decisión de pasar, me respondí sobre lo correcto: o accedía a ese mundo de coima y acomodo, o cumplía mi sueño bajo una tremenda injusticia. Obvio, no cumplí mi sueño, ni vos el tuyo. ¿Dónde estuvo el malentendido?
¿Soy una resentida? Creo que sí, hermana y esposa mía, porque vuelvo a sentir lo mismo, una y otra vez, cuando veo a los nuevos hijos que pasan vergüenza, y de nuevo tu hipocresia, tapar la ignorancia y la haraganería con nimiedades.
Lamentablemente, no puedo abandonarte, no puedo escapar a otros países, te amo con ese pesar en los hombros, con ese tremendo pesar al ver lo que ambas somos.
Si nadie llegara, no sería tan malo. Deberíamos entender: un hijo que sube al podio es una tragedia para nuestro carácter, porque en él ponemos la imagen de lo que creemos ser. El oro se disfruta, o al menos, no molesta, cuando se tiene en exceso o cuando no se lo tiene de ninguna manera.
En fin, de gusto te digo estas cosas, nunca podrá dejar de quererte,
tu hija resentida
M. S.
(a quienes lean esto, mis más sinceras disculpas)
lunes, agosto 11, 2008
El asado de Carlos
Felicitaciones Cecilia Romana! Invitada al próximo Festival de Colombia.
Felicitaciones Cecilia Romana y Diego Bentivegna! Por el nuevo libro para Kapeluz.
Gracias Carlos Bernatek -ganador del último concurso de cuentos del Fondo Nacional de las Artes- por el asado, por cuidar y amar a Romanita, y por aguantar las nuevas "sorpresas" que me amanecen.
miércoles, agosto 06, 2008
Léonie Adams y la Rana René, un imperdible.
April Mortality
Rebellion shook an ancient dust,
And bones, bleached dry of rottenness,
Said: Heart, be bitter still, nor trust
The earth, the sky, in their bright dress.
Heart, heart, dost thou not break to know
This anguish thou wilt bear alone?
We sang of it an age ago,
And traced it dimly upon stone.
With all the drifting race of men
Thou also art begot to mourn
That she is crucified again,
The lonely Beauty yet unborn.
And if thou dreamiest to have won
Some touch of her in permanence,
´Tis the old cheating of the sun,
The intrincate lovely play of sense.
Be bitter still, remember how
Four petals, when a little breath
Of wind made stir the pear-tree bough,
Blew delicately down to death.
Léonie Adams. 1899-1988
Rebellion shook an ancient dust,
And bones, bleached dry of rottenness,
Said: Heart, be bitter still, nor trust
The earth, the sky, in their bright dress.
Heart, heart, dost thou not break to know
This anguish thou wilt bear alone?
We sang of it an age ago,
And traced it dimly upon stone.
With all the drifting race of men
Thou also art begot to mourn
That she is crucified again,
The lonely Beauty yet unborn.
And if thou dreamiest to have won
Some touch of her in permanence,
´Tis the old cheating of the sun,
The intrincate lovely play of sense.
Be bitter still, remember how
Four petals, when a little breath
Of wind made stir the pear-tree bough,
Blew delicately down to death.
Léonie Adams. 1899-1988
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