miércoles, enero 30, 2008

¿Quién lee en Quequén? Teresa Arijón

En el fondo de un pozo
cuya boca ha sido tapada desde afuera
sin un resquicio que permita la entrada de la luz
un hombre, solo, con una botella de agua.
Debe meditar, si puede, sobre la impermanencia de las cosas
pero en cambio elige adivinarse las uñas de los pies.
Ha fracasado en todo: ni el amor,
ni la pura poesía en estado salvaje,
ni el ideal paupérrimo de una vida dedicada al arte.
Tiene cuarenta años y no puede mirar hacia adelante,
tampoco hacia atrás. (El pasado
es una cortina de humo sobre todas las cosas;
su sola noción opaca los usos del presente,
en cierto modo lo desanda.)
En el fondo del pozo, el hombre,
que es chino y está a punto de morir pero no (y él lo sabe),
imagina que enciende un fósforo;
siente en la yema de los dedos la aspereza
de la pólvora: el fulgor repentino que lo fascinó en su infancia
es ahora, en el pozo, un sueño sin dimensión.
(Un fantasma sin cara, él mismo sin su aspecto.)
En el fondo del pozo el hombre podría ser cualquiera,
sumirse en la historia colectiva como quien cava una fosa común.
Ser víctima o verdugo: ha perdido los límites. Desconoce
el peso permanente que arrastra sobre sí.
Él quisiera dejarse deslizar por la vía más fácil:
hacer de sus sentidos afilados un aquí y un ahora.
Pero sólo conoce aquello que lo espera: el hambre, la sed.
Como un monje suicida o destinado a la automomificación,
el hombre —que antes tuvo una esposa, a la que amaba
—querría tener ahora, en el pozo, una campana.
Una campana de tañido minúsculo para anunciar que todavía sigue vivo.
En sus horas de miedo dice palabras sueltas, destajos de un poema
que no sabe o no quiere recordar. Pasa la yema del pulgar por los labios resecos. Supone
que sería más fácil dejar de respirar.
En el fondo del pozo el hombre quisiera ser juez de su propia vida
e inclinar el platillo hacia el lado de los inocentes,
los que sin más que su paciencia resignada esperan
las tramas infinitas.
Pero sabe que de algún modo es culpable
de estar allí sentado, solo,
en la extrema oscuridad.


(De La vida nueva, inédito)


Teresa Arijón. Poeta, traductora y dramaturga. Publicó: La escrita (1988), Teoría del cielo (1992; con Arturo Carrera), Alibí (1995), El libro de las criaturas que duermen a nuestro lado (1997), El libro de la luna (1998), Orang-utans (2000; con Bárbara Belloc), Poemas y animales sueltos (2005) y El perro continuo (2006, con Manuel Hermelo). A comienzos de los noventa fue confundadora y editora de la revista de poesía "18 Whiskys". Entre 1994 y 1998 produjo y editó, con Bárbara Belloc, "La Rara Argentina" (hoja de divertimento y cultura para mujeres). Tradujo, entre otros, a William Shakespeare, James Purdy, Tennessee Wiliams, Patti Smith, Isak Dinensen, Susan Musgrave, Fernando Pessoa, Clarice Lispector, Angela Melim y Ana Cristina Cesar. En 1995 participó en el International Writing Program de la Universidad de Iowa, EUA. Entre 2001 y 2002 realizó la edición de Puentes-Pontes, primera antología bilingüe de poesía argentina y brasileña contemporánea — publicada por Fondo de Cultura Económica en 2003. Está preparando dos traducciones de poesía en lengua brasileña —una selección de poemas de Angela Melim y una antología de novísimas cariocas, con Heloisa Buarque de Hollanda— que serán publicadas en España en 2008. Escribe animal vivo – animal muerto.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

¿puedo llevar perros?

Anónimo dijo...

sí, sí, perros pero sobre todo perras,

Victoria dijo...

Hola, quisiera saber si aún puedo inscribirme para participar de la lectura en Quequén...
Victoria

Anónimo dijo...

¿Puedo leer algunas de mis recetas de cocina en Quequén? Les aseguro que son mejores que muchos de estos poemas y más ricas. Ya pensé el título: Pan-Quequén, ¿no es hermoso?

Anónimo dijo...

juajua!!!!! me encantó Blanca Cotta!!!! Se pasó...

Anónimo dijo...

Ola Teresinha, quando você está indo vir a Rio de Janeiro pra beber (vocé diz chupar) um caipirinha com teus velhos amigos? Para aqueles pesoas que não sabem, Teresa está indo compilar uma Antologia da poesia carioca com minha irmã Heloísa Buarque de Hollanda, quem escreveu a famoso poemario "Banana não tem carozo, mas tem o filamento grosso", Editorial Fermata (Rio do Janeiro 2005)

Anónimo dijo...

Ma perchè non stanno andando lavorare e sudare la goccia grassa, invece di perdere il tempo in scrittura di poesia? La poesia è una giustificazione per prendere il sole in spiagge da Quequen. Gli uomini vada scavare la terra con sua mani e le donne vada scopano il pavimento. Mascalzone!

Anónimo dijo...

Yo voy a llevar a Morito mi perro querido...y Romanita que mascota llevara???

Abrazotes

Anónimo dijo...

Niñas del corazón,
¿el clima es benevolente en esta época del año?

¿Qué llevo?
¿Bermuda?
¿Sunga?
¿Boxer Calvin Klein o Cristhian Dior?

Miss dijo...

Que lindo post, me encanta leer tu blog cuando tengo un tiempito

saludos

Anónimo dijo...

yo iría para bailar con Docampo, Marianita, esa guapa tan linda pero no se dónde merd es Quequen

Anónimo dijo...

¡Qué poema heraclítico (no dije esclerótico, ojo)! Dice Arijón:

"En el fondo de un pozo
cuya boca ha sido tapada desde afuera
sin un resquicio que permita la entrada de la luz
un hombre, solo, con una botella de agua.
Debe meditar, si puede, sobre la impermanencia de las cosas
pero en cambio elige adivinarse las uñas de los pies".

Aquí parece que Teresa Arijón hace referencia a Thales de Mileto. Como es sabido, el famoso astrónomo cayó en un pozo por estar mirando las estrellas, convirtiéndose en el hazmereír de la chusma que con razón decía cómo podría conocer las cosas del cielo quien no acertaba a ver siquiera dónde pisaba. Pienso que es Thales porque está en el fondo del pozo con una botella de agua y, sabemos, que habiendo sido Thales el iniciador de la indagación racional sobre el universo, por lo cual se le considera el primer filósofo de la historia, fue el primero y más famoso de los Siete Sabios de Grecia y aseguró que el agua era el principio de todas las cosas. Aquí en el poema de Arijón seguramente se llevó la botella de agua porque cayó en un pozo seco o bien en un pozo ciego (su boca fue tapado desde afuera) y, en ese caso, más que la botella de agua le hubiera convenido llevarse una máscara antigas o bien un tubo de oxígeno, claro que entonces no existían ninguna de ambas cosas, tampoco el desodorante de ambiente, así que, en esas condiciones, quien va a pensar en la impermanencia de las cosas, yo también si hubiera estado semitapado por la m... hubiera elegido adivinarme las uñas de los pies. Pero seguro que el caído en el pozo (que no es lo mismo que un caído del catre) es un presocrático.

Anónimo dijo...

Chico sexy, si sos tan coqueto, llevate una microtanga o una braga de ganchillo hecha a mano por alguna abuela polaca. No sé si te van a mirar las chicas, pero lo que es seguro que serás la sensación para aquellos señores que gusten de los "travas". Lo que es seguro que no formarás pareja con la más linda de todas, quizás con morito...hhhmmmm

Anónimo dijo...

Mmmmmmm... Mejor voy con bermudas!!!

Anónimo dijo...

También mi novia se cayó en un pozo ciego, y hay que sacarla, hay que sacarla, porque la quiero. ¿No se habrá encontrado con Thales?