miércoles, febrero 23, 2011

Hotel Quequén IV, Submarino - Fragmento III



EL MAR DE HERÁCLITO
(fragmento: Hotel Quequén IV- Submarino. Sigamos enamoradas 2011)
http://www.youtube.com/watch?v=vuI-Lla9AHQ


Hay tres fragmentos del filósofo que hablan del mar. Uno dice (61 DK):

«El agua del mar es la más pura y la más contaminada: Para los peces es potable y salvadora, pero para los hombres no es potable, e inclusive es perniciosa.» (Thálassa hýdor katharótaton kaì miarótaton, ichthýsi mèn pótimon kaì sotérion, anthrópois dè ápoton kaì oléthrion).

Lo puro y lo impuro, lo que salva y lo que destruye; el agua o el mar como atributos con sentido religioso, probablemente puedan ser alusiones al dios del vino.



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Para la Ilíada o la Odisea el mar es lo estéril por antonomasia (Atrýgetos). Al contrario, Dionisos, como el dios de las uvas (Botrys), de los árboles (Endendros), de las flores (Anthios), del crecimiento de las plantas (Auxites) y de los brotes jóvenes (Problastos), representa la vida y sus manifestaciones. Otra cara del dios es la que se relaciona con el mar (Pelagios y Dýalos); él mismo es el marino (Haliéys) y el que se extiende sobre las playas (Akataoîs). Plutarco agrega que los griegos lo consideraban «el señor del vino y de toda la naturaleza liquida» (ou mónon toû oínou Diónyson allà kaì pásas hygrâs phýseos Hélles hegoûntai kýrion…). Es un dios húmedo (Hyés). El podía trasladar su fecundidad al mar: hace crecer de los mástiles de un barco las ramas de una parra como en la copa del pintor Exequias –hace lo mismo en el Himno homérico que lleva su nombre-. Pero también la muerte está en el agua: Su cuerpo que se hunde en el río, después que Perseo lo mata; esa zona se interpretaba como un acceso a las puertas de los infiernos. Y Heráclito decía (15 DK): “... es el mismo Hades (=la muerte) y Dionisos (=la vida), por quien deliran y celebran las Leneas” (…houtòs dè Aídes kaì Diónysos, hóteo maínontai kaì lenaítsousin)



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Addenda: Atrýgetos, sin cosecha, sin vendimiar; tryx, referido al mosto, también las madres del vino.

Leneas, quizás de lenós, que es lagar y al mismo tiempo ataúd.



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El mar o Dionisos, como lo más puro (katharótaton). Purificadores (Kathartaí), según Platón, eran los sacerdotes órfico-dionisíacos que prometían la bienaventuranza, la salvación, para los que seguían al dios. Una laminilla de Pelinna remarcaba: “Di a Perséfone que Baco te liberó (eipeîn Persephónai s’ hóti Bákchios autòs élysen)”. Heráclito, tal vez relacionando el lenguaje de los misterios, hablaba de la pureza del agua (13 DK): “Los cerdos se alegran más del barro que del agua clara” (hýes borbóroi hédontai mâllon katharôi hýdati). El mar o Dionisos, como lo más contaminado (miarótaton). Miarós, lo manchado de sangre, y en ese sentido como lo infame y malvado. Consecuentemente o no, Heráclito (5 DK): “Se purifican en vano, ensuciándose con sangre como si habiéndose metido en el barro, con el barro se lavaran...” (kathaírontai d’ álloi haímati miainómenoi hoîon eí ti seis pelòn embàs pelôi aponízoito).



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Lo acuoso y lo agradable (77 DK): “Para las almas es una forma de deleite volverse húmedas, e inclusive una forma de muerte (psychêsi [phánai] térpsin è thánaton hygrêisi genésthai). El ámbito de Dionisos el húmedo (Hyés), como mortal (oléthrion); el corazón, la sangre, los lugares del placer (terpsin) dionisíaco.

117 DK: «Un hombre, cuando está ebrio, es llevado por un chico, mientras se tambalea sin percibir por dónde va, teniendo el alma húmeda» (anèr hokótan methysthêi, ágetai hupò paidòs anebou sphallómenos, ouk epaíon hóke baínei, hygrèn tèn psychèn). El hombre que vuelve a ser un chico y no sabe adónde pisar -como si estuviera en un barco-. Percibir (epaíon), como la carencia de un alma húmeda (hygrèn tèn psychèn).



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Addenda II: Las aguas que marean. Corominas: “Saca y resaca, 1492, se aplicaron al flujo y reflujo del mar, cuando éste saca y vuelve a chupar los objetos que están junto a la orilla, de donde resaca ‘retroceso de las olas’”.

“El mar del color del vino” (óinopa ponton).



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Lo que salva. El adjetivo sotérios aparece solo en el fragmento 61 DK. Sin embargo, en el prefijo del verbo sofroneîn, del fragmento 112 DK, también está: Sôs como lo sano, lo salvado, lo intacto; un pensamiento (froneîn) sano (so-), dicen los traductores. Yo prefiero decir: un corazón sano. Fronéo como derivado de fren, corazón, diafragma, entrañas precordiales. Zolla: El hombre con preocupaciones, decía Ovidio, está como embriagado, tiene las entrañas inmovilizadas (liquifiunt pectora), llenas de agua (lympha). Lymphatus como torpe, temeroso, olvidadizo, inepto. Vaporoso. El fr. 112 DK: “Sentir con el corazón es el valor más grande y la sabiduría, decir y actuar lo que es verdadero percibiendo [estas cosas] de acuerdo con la naturaleza” (sofroneîn aretè megíste kaì sophíe, alethéa légein kaì poieîn katà phýsin epaíontas). La naturaleza se esconde (123 DK) -Dionisos como un señor oculto-. Se percibe (epaiontas), como en el caso del chico que guía al adulto, si se carece de un alma húmeda (hygrèn tèn psychèn); tener un corazón sano (so-froneîn), es lo más grande y es una sabiduría. “El alma seca es la más sabia y la mejor” (augè xerè sophotáte kaì aríste) (118 DK). El señor de la vegetación, del crecimiento de las plantas, que se esconde detrás de los ramajes y de las olas. La luz del día. Lo seco, el fuego, como atributos de otro dios. Más tardía que las laminillas de Pelinna, está la de Olbia del 300 a. C.: Vida-Vida, Apolo-Apolo, Sol-Sol, Orden-Orden, Luz-Luz (Bios-Bios, Apolon-Apolon, Elios-Elios, Kosmos-Kosmos, Phos-Phos). La vida como Apolo y como lo que salva.

Sin embargo, 48 DK: “Vida: es cierto que el nombre del arco es vida, pero su obra es la muerte” (bíos: tôi oûn tóxoi onómato bíos, érgon dè thánatos). Una obra (érgon), la de la arquitectura del dios (Helios y Hefestos), que en la luz del día no da vida. Un mar invisible (Hades como A-ides), que en algún punto da muerte (thánatos). Dionisos y Apolo como hermanos.



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Addenda III: Mar-Dionisos: thálassa, como una palabra de origen no-griego.

Sol-Apolo: Plotino y Porfirio transmiten algunos fragmentos sobre la temática del resplandor del alma (epháne-augé). Contemporáneamente los Oráculos Caldeos hablaban del fuego, del alma, y del resplandor (augé), reconociendo un origen de estas cuestiones en la sabiduría persa.

Heráclito, transmisor de ideas extranjeras.



BIBLIOGRAFÍA

Burkert, W., De Homero a los Magos. La tradición oriental en la cultura griega, El Acantilado, Barcelona, 2001.
Colli, G., La Sabiduría griega III. Trotta, Madrid, 2010.
Corominas, J., Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Gredos, Madrid, 1998.
Daraki, M., «Oinops Pontos. La Mer Dionysiaque», en Revue de L’Histoire des religions, 199/1, Presses Universitaires de France, Paris, 1982.
Zolla, É., Sobre la desdicha y la felicidad: Morfología del espíritu en la historia de la cultura, Monte Ávila editores, Caracas, 1975.


Juan Bautista García Bazán nació en San Isidro, provincia de Buenos Aires, en 1979. Estudió Filosofía en la Universidad de Buenos Aires y en el Instituto del Profesorado IES N º 1. Publicó artículos en revistas especializadas, nacionales e internacionales, sobre Filosofía Antigua y Medieval.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuánto amor y cuánta poesía salió de esos días, felicitaciones.

Anónimo dijo...

Qué lindo Juanba.

La Karen dijo...

Que bombón que sos, nene!!

Anónimo dijo...

con ojos cerrados