Todo lo que quieran saber sobre la nueva novela de Mori, está acá: http://www.abundanciaunanovela.com.ar/
Lo que no explica claramente el sitio web es la increíble persona que es Mori Ponsowy, ni cuánto nos hizo emocionar durante la presentación de su libro Abundancia (o al menos a mí, que me llevó al punto de la lágrima aunque suelo ser más dura que una tosca), ni advierte al lector que Mori sorprende (me sorprende aunque la conozca hace mucho tiempo y dé por sentada la altura de sus cualidades). No dice que los lectores quedarán profundamente agradecidos por su trabajo (ni que yo agradezco, sinceramente desde el fondo de mi corazón, sus palabras, su oído y su abrazo –y está bien que el sitio no lo diga, porque a nadie le interesa lo que pasa en el fondo de un corazón único) Así que cuando lean el libro y el bonus track, no olviden ese ingrediente fundamental para disfrutarlos soberanamente: conocer a Mori Ponsowy.
viernes, diciembre 17, 2010
miércoles, diciembre 08, 2010
sábado, diciembre 04, 2010
Gracias Municipalidad de Córdoba
La obra Divulgación científica. Una breve selección de cuentos positivistas, de Marina Serrano, ha sido galardonada con una MENCIÓN en el Concurso "Premio Municipal de Literatura Luis José de Tejeda" edición 2010, Género Cuento, organizado por la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Córdoba.
lunes, noviembre 22, 2010
jueves, octubre 07, 2010
La palabra transfigurada - CASTELLANI CRÍTICO
http://linkillo.blogspot.com/2010/10/la-palabra-transfigurada.html
Es tan sabia y tan valiente como intervención crítica Castellani crítico. Ensayo sobre la guerra discursiva y la palabra transfigurada (Buenos Aires, Cabiria, 2010) de Diego Bentivegna que uno sólo podría reprocharle su brevedad (y a su autor, un cierto apresuramiento por publicar el libro).
El punto de partida de Bentivegna es situar a Castellani, quien hasta ahora ha funcionado sólo como una referencia bibliográfica (y no la más transitada) en el archivo del género policial argentino como un teórico de la lectura (entendida en todas sus implicaciones prácticas: la crítica, la pedagogía, la interpretación de los textos sagrados, etc...).
Al hacerlo, Bentivegna recusa (implícitamente) las corrientes hegemónicas de la crítica académica, cuya miopía le ha impedido situar la producción de Castellani en el lugar que le corresponde. Naturalmente, una restitución semejante sólo puede hacerse desde una posición que combine, al mismo tiempo, la infatigable curiosidad del archivista, la erudición del clasicista y el desprejuicio del outsider: por fortuna, Bentivegna ha dado ya pruebas fehacientes de todas esas propiedades, que en su Castellani crítico brillan con inusual potencia.
Castellani, en la perspectiva de Bentivegna, se coloca a igual distancia del elitismo (¿gnóstico?) de Borges y de las máquinas modernas de Arlt y Bioy Casares (tal y como Sarlo las presentara) y, de hecho, sin la noción de "palabra transfigurada" de quien dedicó su extraordinaria capacidad intelectual, entre otras cosas, a la traducción del Apocalipsis de Juan de Patmos y a los arrebatos nacionalistas, señala Bentivegna, el panorama cultural de la modernidad argentina está incompleto.
Junto con su (deliciosa, profunda, meditada) monografía sobre la obra crítica de Castellani, Bentivegna ofrece una cronología de una obra desdeñada desde hace mucho tiempo y una selección de fragmentos de las lecturas de Castellani, donde el lector encontrará un modo de relación con los problemas de la literatura, la pedagogía de la lectura, la intervención intelectual que, ciertamente, prueban la originalidad de Castellani y, sobre todo, la perspicacia de Bentivegna, que abre la puerta a un mundo entero de problemas respecto de los cuales no se puede permanecer indiferente.
Bentivegna lee en Castellani una posición que relaciona (con delicada sabiduría) con Dante, con Pasolini (autores que ama precisamente por eso) en lo que éstos tienen de fundamental en el sostenimiento de una "utopía de la heteroglosia". La hipótesis es fundamental para evaluar el peculiar nacionalismo de Castellani pero, sobre todo, para enfrentar todas las fantasías concentracionarias del monolingüismo y el discurso único, respecto de los cuales nos sentimos hoy tan acorralados.
Católico, Castellani no puede sino sostener los universales pero su religio, como nos ha recordado Agamben, tal vez provenga antes del relegare que del religare: no se trata de regilar en formas más o menos plenas de relación a los universales, sino de relegar todo reduccionismo abstracto: en esa tensión (escucha Bentivegna en Castellani) se sostienen las formas de vida.
del blog de DANIEL LINK
Es tan sabia y tan valiente como intervención crítica Castellani crítico. Ensayo sobre la guerra discursiva y la palabra transfigurada (Buenos Aires, Cabiria, 2010) de Diego Bentivegna que uno sólo podría reprocharle su brevedad (y a su autor, un cierto apresuramiento por publicar el libro).
El punto de partida de Bentivegna es situar a Castellani, quien hasta ahora ha funcionado sólo como una referencia bibliográfica (y no la más transitada) en el archivo del género policial argentino como un teórico de la lectura (entendida en todas sus implicaciones prácticas: la crítica, la pedagogía, la interpretación de los textos sagrados, etc...).
Al hacerlo, Bentivegna recusa (implícitamente) las corrientes hegemónicas de la crítica académica, cuya miopía le ha impedido situar la producción de Castellani en el lugar que le corresponde. Naturalmente, una restitución semejante sólo puede hacerse desde una posición que combine, al mismo tiempo, la infatigable curiosidad del archivista, la erudición del clasicista y el desprejuicio del outsider: por fortuna, Bentivegna ha dado ya pruebas fehacientes de todas esas propiedades, que en su Castellani crítico brillan con inusual potencia.
Castellani, en la perspectiva de Bentivegna, se coloca a igual distancia del elitismo (¿gnóstico?) de Borges y de las máquinas modernas de Arlt y Bioy Casares (tal y como Sarlo las presentara) y, de hecho, sin la noción de "palabra transfigurada" de quien dedicó su extraordinaria capacidad intelectual, entre otras cosas, a la traducción del Apocalipsis de Juan de Patmos y a los arrebatos nacionalistas, señala Bentivegna, el panorama cultural de la modernidad argentina está incompleto.
Junto con su (deliciosa, profunda, meditada) monografía sobre la obra crítica de Castellani, Bentivegna ofrece una cronología de una obra desdeñada desde hace mucho tiempo y una selección de fragmentos de las lecturas de Castellani, donde el lector encontrará un modo de relación con los problemas de la literatura, la pedagogía de la lectura, la intervención intelectual que, ciertamente, prueban la originalidad de Castellani y, sobre todo, la perspicacia de Bentivegna, que abre la puerta a un mundo entero de problemas respecto de los cuales no se puede permanecer indiferente.
Bentivegna lee en Castellani una posición que relaciona (con delicada sabiduría) con Dante, con Pasolini (autores que ama precisamente por eso) en lo que éstos tienen de fundamental en el sostenimiento de una "utopía de la heteroglosia". La hipótesis es fundamental para evaluar el peculiar nacionalismo de Castellani pero, sobre todo, para enfrentar todas las fantasías concentracionarias del monolingüismo y el discurso único, respecto de los cuales nos sentimos hoy tan acorralados.
Católico, Castellani no puede sino sostener los universales pero su religio, como nos ha recordado Agamben, tal vez provenga antes del relegare que del religare: no se trata de regilar en formas más o menos plenas de relación a los universales, sino de relegar todo reduccionismo abstracto: en esa tensión (escucha Bentivegna en Castellani) se sostienen las formas de vida.
del blog de DANIEL LINK
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Diego Bentivegna
martes, septiembre 21, 2010
Flopa Y Roberto Malatesta
RECITAL
MARTES DE POESÍA Y MÚSICA
Flopa Y Roberto Malatesta
Martes 28 de septiembre, 19 hs.
CCEBA – Centro Cultural de España en Buenos Aires
Paraná 1159 – Entrada gratuita
Flopa Y Roberto Malatesta se suman a este ciclo en el que un músico elige a un poeta para compartir la velada.
El último martes de cada mes se realiza este evento que une en un mismo espacio a un músico y a un poeta. Ambos son de trayectoria, no obstante, la unión se pretende inédita. La popularidad propia de la música urbana, así como la poesía que encierra, es la clave del ciclo: por esto es que el músico elige al poeta. El resultado nos dará una visión nueva sobre la obra de ambos.
El evento, coordinado por Martín Pérez, tiene el formato de un recital acústico que, a su vez, incluye la lectura de poesía. Estas dos disciplinas, que se rozan pero que, generalmente, terminan transitando caminos diferentes, se unen aquí en igualdad de condiciones, propiciando un cruce entre palabras y música. Cada artista presenta al público la figura del otro. Se pretende que, tanto el músico como el poeta, recorran lo más relevante de sus trabajos, pero también, que el cruce produzca algo inédito para el disfrute de los presentes.
Por el ciclo ya pasaron, entre otros, Leo García + Fernando Noy, Ariel Minimal + Fabián Casas, Rosario Bléfari + Beatriz Vignoli y Palo Pandolfo + Tamara Domenech
SOBRE LOS ARTISTAS
Florencia FLOPA Lestani (Buenos Aires, 1974). Autora y compositora, cantante y guitarrista, integró en sus comienzos como bajista el power trío femenino Mata Violeta. Al frente de su grupo Barro comenzó a dar forma a sus propias canciones, que serían fundacionales para el proyecto colectivo Flopa Manza Minimal (2002), junto a Mariano Esaín y Ariel Minimal, que acaban de reactivar con una gira nacional. A partir de entonces se presenta como solista, y ha publicado dos discos: Dulce fuerte grave (2004) y Emoción homicida (2008).
Roberto Malatesta (Santa Fe, 1961). Ha publicado los poemarios Las Vacas y otros Poemas (1994, premio Municipal de Santa Fe) y Por encima de los techos (2003, premio José Pedroni), entre otros. El próximo será La nada que nos viste, ganador también del premio Pedroni. Colabora con reseñas y poemas para el diario El Litoral de Santa Fe y la revista de poesía Fenix. Dirige talleres literarios en las ciudades de Santa Fe y Reconquista, este último dependiente de la Universidad Nacional del Litoral.
El último libro de Malatesta: "Cuaderno de no hacer nada" sigamos enamoradas, 2009.
MARTES DE POESÍA Y MÚSICA
Flopa Y Roberto Malatesta
Martes 28 de septiembre, 19 hs.
CCEBA – Centro Cultural de España en Buenos Aires
Paraná 1159 – Entrada gratuita
Flopa Y Roberto Malatesta se suman a este ciclo en el que un músico elige a un poeta para compartir la velada.
El último martes de cada mes se realiza este evento que une en un mismo espacio a un músico y a un poeta. Ambos son de trayectoria, no obstante, la unión se pretende inédita. La popularidad propia de la música urbana, así como la poesía que encierra, es la clave del ciclo: por esto es que el músico elige al poeta. El resultado nos dará una visión nueva sobre la obra de ambos.
El evento, coordinado por Martín Pérez, tiene el formato de un recital acústico que, a su vez, incluye la lectura de poesía. Estas dos disciplinas, que se rozan pero que, generalmente, terminan transitando caminos diferentes, se unen aquí en igualdad de condiciones, propiciando un cruce entre palabras y música. Cada artista presenta al público la figura del otro. Se pretende que, tanto el músico como el poeta, recorran lo más relevante de sus trabajos, pero también, que el cruce produzca algo inédito para el disfrute de los presentes.
Por el ciclo ya pasaron, entre otros, Leo García + Fernando Noy, Ariel Minimal + Fabián Casas, Rosario Bléfari + Beatriz Vignoli y Palo Pandolfo + Tamara Domenech
SOBRE LOS ARTISTAS
Florencia FLOPA Lestani (Buenos Aires, 1974). Autora y compositora, cantante y guitarrista, integró en sus comienzos como bajista el power trío femenino Mata Violeta. Al frente de su grupo Barro comenzó a dar forma a sus propias canciones, que serían fundacionales para el proyecto colectivo Flopa Manza Minimal (2002), junto a Mariano Esaín y Ariel Minimal, que acaban de reactivar con una gira nacional. A partir de entonces se presenta como solista, y ha publicado dos discos: Dulce fuerte grave (2004) y Emoción homicida (2008).
Roberto Malatesta (Santa Fe, 1961). Ha publicado los poemarios Las Vacas y otros Poemas (1994, premio Municipal de Santa Fe) y Por encima de los techos (2003, premio José Pedroni), entre otros. El próximo será La nada que nos viste, ganador también del premio Pedroni. Colabora con reseñas y poemas para el diario El Litoral de Santa Fe y la revista de poesía Fenix. Dirige talleres literarios en las ciudades de Santa Fe y Reconquista, este último dependiente de la Universidad Nacional del Litoral.
El último libro de Malatesta: "Cuaderno de no hacer nada" sigamos enamoradas, 2009.
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Roberto Malatesta
sábado, septiembre 11, 2010
miércoles, septiembre 01, 2010
Semana Romana 2.-
¿Adónde llevan tus huesos como tablones de hule?
Nadaban en mi sueño, tus huesos celestes que quise
doblar, pero no se doblaban. Era absurdo. Sí,
dice Cristóbal, es absurdo querer encorvar la vida a
cierta altura ¿Los llevan a Turrialba, acaso? Soñé que
las alas de tu avión iban cerca de la divisoria, la
rozaban como si no supieran que allá es Chile y
en cambio, hay que asentir: me estoy desplomando.
Se acerca la estación del tejido, cuando es costumbre
trenzar y llorar ¿Turrialba o Puntarenas? Mi amor
era una cresta dura ¿No es verdad, Cristóbal? Sí, lo era,
hasta que se desbordaron las aguadas y ella
se dio por aludida. Iba bien, Augusto, iba muy bien,
pero el río encharcó Bellavista y sólo los jóvenes
se salvaron. Sólo los que huimos hacia el J. Cruz.
Cecilia Romana nació en Buenos Aires en 1975. Publicó: Flota, hangares y otros trabajos mecánicos, 2004; Duelo –en colaboración-, 2005; Aviso de obra, 2008 (Premio de Poesía Iberoamericana Sor Juana Inés de la Cruz, México, 2006); No lo conozcas, 2007 (Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines, México, 2006). Bajo su curadoría, el sello Sigamos Enamoradas, del que es editora, publicó la antología de poesía argentina Hotel Quequén, en 2006, y la antología de narrativa nacional Hotel Quequén II, en 2008. Sus poemas han sido traducidos al francés en Canadá (Exit) y Bélgica (Maison de la poésie). Colabora con varias revistas nacionales y extranjeras. Es licenciada en Artes y Ciencias del Teatro.
Los poemas de la presente selección pertenecen a su libro Un asunto tristísimo.
Feliz cumpleaños, Romanita!
Nadaban en mi sueño, tus huesos celestes que quise
doblar, pero no se doblaban. Era absurdo. Sí,
dice Cristóbal, es absurdo querer encorvar la vida a
cierta altura ¿Los llevan a Turrialba, acaso? Soñé que
las alas de tu avión iban cerca de la divisoria, la
rozaban como si no supieran que allá es Chile y
en cambio, hay que asentir: me estoy desplomando.
Se acerca la estación del tejido, cuando es costumbre
trenzar y llorar ¿Turrialba o Puntarenas? Mi amor
era una cresta dura ¿No es verdad, Cristóbal? Sí, lo era,
hasta que se desbordaron las aguadas y ella
se dio por aludida. Iba bien, Augusto, iba muy bien,
pero el río encharcó Bellavista y sólo los jóvenes
se salvaron. Sólo los que huimos hacia el J. Cruz.
Cecilia Romana nació en Buenos Aires en 1975. Publicó: Flota, hangares y otros trabajos mecánicos, 2004; Duelo –en colaboración-, 2005; Aviso de obra, 2008 (Premio de Poesía Iberoamericana Sor Juana Inés de la Cruz, México, 2006); No lo conozcas, 2007 (Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines, México, 2006). Bajo su curadoría, el sello Sigamos Enamoradas, del que es editora, publicó la antología de poesía argentina Hotel Quequén, en 2006, y la antología de narrativa nacional Hotel Quequén II, en 2008. Sus poemas han sido traducidos al francés en Canadá (Exit) y Bélgica (Maison de la poésie). Colabora con varias revistas nacionales y extranjeras. Es licenciada en Artes y Ciencias del Teatro.
Los poemas de la presente selección pertenecen a su libro Un asunto tristísimo.
Feliz cumpleaños, Romanita!
sábado, agosto 28, 2010
Semana Romana 1.-
Es que lo ibas trazando, aunque no quisieras,
los libros que me gustan, los versos de Elytis,
o el poema “Tanto soñé contigo”. Como si me
hubieras apretado el pulgar y más tarde, en el hall
de un hotel de Santiago: no, perdón, me fui de boca,
me fui de boca... Y las culebras, al acabarse
la lluvia, se retuercen en el limo.
No te olvides de tu ahijada ¿Acaso no pensaste:
ella me guía,
no soy yo quien agita el timón delante de los cerros?
Oí el estertor de las líneas aéreas. Ya serán
tiempos mejores. Como las hijas de Milton,
volví a mi tierra con las manos vacías.
Cecilia Romana nació en Buenos Aires en 1975. Publicó: Flota, hangares y otros trabajos mecánicos, 2004; Duelo –en colaboración-, 2005; Aviso de obra, 2008 (Premio de Poesía Iberoamericana Sor Juana Inés de la Cruz, México, 2006); No lo conozcas, 2007 (Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines, México, 2006). Bajo su curadoría, el sello Sigamos Enamoradas, del que es editora, publicó la antología de poesía argentina Hotel Quequén, en 2006, y la antología de narrativa nacional Hotel Quequén II, en 2008. Sus poemas han sido traducidos al francés en Canadá (Exit) y Bélgica (Maison de la poésie). Colabora con varias revistas nacionales y extranjeras. Es licenciada en Artes y Ciencias del Teatro.
Los poemas de la presente selección pertenecen a su libro Un asunto tristísimo.
domingo, mayo 30, 2010
martes, mayo 11, 2010
Panorama literario argentino, hoy
Mesa redonda: Panorama literario argentino, hoy
Lunes 10 de mayo – 16:30 – Sala Domingo F. Sarmiento
Mesa de las provincias
María Rosa Lojo (Novela histórica y microficción) y Cristina Piña (Nuevas poetas). Coordina: Rosa Majián.
36ª Feria Internacional del Libro
Si he elegido hablar de las nuevas poetas, así, en femenino, es porque entre las mujeres nacidas aproximadamente entre 1975 y 1965 se ha dado un fenómeno que hacía bastante no se daba en el panorama poético argentino. En efecto, además de que, como sucede con casi todas las generaciones, ha surgido un conjunto de jóvenes poetas de muy alto nivel, provenientes no sólo de Buenos Aires sino de varias provincias argentinas, las cuales han sido reconocidas tanto en el país como en el exterior a través de premios nacionales e internacionales, han logrado establecer entre sí –sin llegar a constituirse en un grupo homogéneo en razón de sus estéticas divergentes y sus diferentes vinculaciones dentro del ámbito literario- vínculos y relaciones solidarias que las hacen coincidir en torno de editoriales, espacios de encuentro, ciclos de lecturas, antologías y presentaciones. Y lo han hecho a partir de una actitud de apertura y contacto que resulta llamativa y loable, sobre todo cuando recordamos los enfrentamientos por espacios de poder –más o menos cruentos, más o menos políticamente pautados- que caracterizaron a gran parte de los grupos anteriores, tanto los que corresponden a mi generación como aquellos un poco posteriores, como es el caso de los reunidos en torno de Diario de poesía, Fénix y Último reino.
Por otra parte, si este grupo está formado exclusivamente por mujeres, digamos que, en rigor, ello no se debe a que, en una actitud principista, “las chicas” se hayan apartado de entrada de “los muchachos”. Como lo demuestran el gesto editorial y el acontecimiento público que sirvieron como uno de los factores de convergencia de las nuevas poetas, la antología de poetas jóvenes Hotel Quequén –con la que se lanzó la editorial Sigamos Enamoradas y que se presentó en la playa de Quequén, en el marco del encuentro Poetas en la arena- tenía mayor número de poetas varones que de mujeres. Sin embargo, las que siguieron juntas fueron las mujeres que figuraban en dicha antología, las que después publicaron en la editorial y otras poetas con su propia trayectoria anterior, que se les sumaron tanto por la convocatoria del encuentro como por otras actividades compartidas, mientras que “los muchachos” siguieron dedicándose a sus cosas, sus textos y sus proyectos estrictamente personales e individuales.
En cambio, la coincidencia de las poetas talentosas y de estéticas diferentes a las que me quiero referir y que son Cecilia Romana, Mercedes Araujo, Carolina Esses, Marina Serrano, Claudia Masin, Florencia Walfisch, Ana Lafferranderie, Elba Serafíni y Paula Jiménez, parte de una voluntad de hacer cosas juntas que se fue configurando a partir de una serie de coincidencias que se apresuraron a capitalizar.
Quizás todo haya comenzado con la publicación sucesiva de los respectivos primeros libros de poesía de Mercedes Araujo en 2003 y Cecilia Romana en 2004 en la colección Fénix de la editorial cordobesa El Copista, hecho que determinó que se conocieran. O tal vez con la amistad entre Cecilia Romana y Marina Serrano, en un ámbito externo a la poesía pero que las llevó a hablar sobre los libros que les gustaría escribir y editar. O, por qué no, en la coincidencia entre Mercedes Araujo y Carolina Esses en un breve taller de poesía, donde también se pusieron en contacto con Florencia Walfisch y Ana Lafferranderie.
Sea como fuere, de esas convergencias surgieron diversos fenómenos grupales, el primero de los cuales, cronológicamente, fue el libro Duelo firmado por Mercedes Araujo, Carolina Esses y Cecilia Romana en 2005 y publicado en Ediciones en Danza. A él le siguieron las reuniones que comenzaron a hacer cada vez más seguido Cecilia, Mercedes y Marina, en las que hablaban, a partir de su experiencia, de lo difícil que era publicar poesía o conseguir libros excelentes y agotados y que terminaron de motorizar la idea de crear una editorial, precedida por una serie de reuniones de lectura de poesía en casas privadas a las que denominaron Fabulosa lampalagua y por las que pasaron diversos poetas.
Lo interesante del proyecto fue que, al estar planteado desde esa actitud abierta y de convocatoria más allá de grupos y grupúsculos, produjo un fenómeno de convergencia mucho mayor y poéticamente más rico que la mera reunión de un grupo de escritoras amigas, así como permitió que se decantara el núcleo de poetas que hoy me ocupa, en el que terminaron no incluyéndose los “muchachos” por la propia dinámica de imantación y solidaridad que reunió a las chicas.
Porque cuando Cecilia Romana, Marina Serrano y Mercedes Araujo pensaron el primer libro para su editorial Sigamos enamoradas, se decidieron por una antología que reuniera a poetas nacidos entre 1964 y 1979 a la que llamaron Hotel Quequén y que incluyó textos tanto de autores consagrados como poco conocidos Entre estos últimos, deliberadamente seleccionaron a poetas del interior que estaban fuera del circuito de Buenos Aires y desarrollaban una escritura más solitaria, sin pertenencia a ningún grupo. Asimismo, como lo señalé, fueron muy generosas con los muchachos, al punto de incluir a nueve, mientras que sólo entraron seis escritoras, Andi Nachón y Cecilia Milone además de Mercedes, Carolina, Cecilia y Marina.
Similar apertura se dio en la convocatoria al encuentro Poetas en la arena en Quequén –del que hubo una segunda edición en 2008- donde se presentó la antología y se lanzó la editorial, y a la que fueron muchos y muchas poetas que si bien no estaban en la antología, ya se habían acercado a las fundadoras o quisieron acercarse a ellas.
Y así comenzó un proceso cuya dinámica resulta difícil de sintetizar pero que incluye, por un lado, entre 2006 y 2008, la publicación de diversos libros en Sigamos enamoradas, de los que me interesa destacar los dos de Marina Serrano y los de Ana Laferranderie y Elba Serafíni; las presentaciones y lecturas -no sólo de autoras editadas en Sigamos enamoradas sino de otras y otros muchos poetas- en la librería Fedro, cuyo ciclo de lecturas organizan Ana Laferranderie y Florencia Walfisch y, por fin, la coincidencia en la recepción de premios y menciones en concursos organizados en Latinoamérica y Argentina, fenómeno que en rigor comienza antes.
En efecto ya en 2004 Florencia Walfisch recibe en México el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines, que en 2006 recae en Cecilia Romana, quien ese mismo año merece otro premio mexicano, el de Poesía Iberoamericana Sor Juana Inés de la Cruz. En otro sentido, tanto Mercedes Araujo como Paula Jiménez se vinculan también con México, ya que en 2007 representaron a la Argentina, la primera en el Festival de Poetas del Mundo Latino y la segunda en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Por tales coincidencias, en 2007 hubo una lectura de las cuatro poetas en la Embajada de México en la Argentina, a las que les sucederían –incorporando a otras escritoras además de las que he nombrado- diversas lecturas bajo el auspicio de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, especialmente en los ciclos de verano.
Por su parte, también en 2007 Marina Serrano recibió una mención por su primer libro, Formación hospitalaria en el II Premio Internacional de Poesía Revista Prometeo para Libros Publicados en Lengua Castellana de Medellín (Colombia) y Florencia Walfisch, a su vez, recibió la primera mención en el VI Premio Latinoamericano de Poesía Ciudad de Medellín por su segundo libro –todavía inédito- No puedo sino esto.
Acerca de los premios argentinos, Marina Serrano obtiene una Mención del Fondo Nacional de las Artes en 2006 y Cecilia Romana el 2º Premio del Fondo Nacional de las Artes en 2008.
Llegamos así a 2008, en que surge una nueva editorial, Abeja reina que reúne –de las poetas aquí citadas- a Claudia Masin, Paula Jiménez y Mercedes Araujo –las dos primeras provenientes del taller de Diana Bellessi y que editaron su primer libro en editorial Nusud- y donde publican Paula Jiménez su quinto libro, Ni jota, y Mercedes Araujo su tercero, Viajar sola. La labor de las tres, asimismo, está reconocida por premios, y así tenemos que Claudia Masin –chaqueña y residente en Buenos Aires desde 1990- obtiene el Premio español Casa de América de Poesía Americana en 2002 por el libro la vista y en 2004 una Mención del Fondo Nacional de las Artes por Abrigo, que será su quinto libro publicado. Paula Jiménez, por su parte, obtiene en 2003 una mención del Fondo Nacional de las Artes; en 2006 el Hernández de Plata en poesía y en 2008 el 1º. Premio Fondo Nacional de las Artes, al margen de otros premios de prosa que no menciono aquí. Por fin, Mercedes Araujo, recibe en 2009 el 3º Premio del Fondo Nacional de las Artes.
Para terminar el panorama general de las coincidencias de este conjunto de escritoras y antes de detenerme mínimamente en los rasgos de sus respectivas obras, me parece importante mencionar la colaboración de gran parte de ellas –Florencia Walfisch también en su vertiente de artista plástica- en la revista Ventizca de Guadalupe Wernike y Verónica Schkolnik, poetas ambas también asociadas a la editorial Abeja reina, y la publicación de los últimos libros de tres de las nueve poetas en la editorial Bajo la luna. En efecto, Claudia Masin edita Abrigo en 2007, Paula Jiménez Espacios naturales en 2009 y Carolina Esses Temporada de invierno también en 2009, libro éste que fue finalista en el Concurso de poesía “Olga Orozco” de la Universidad Nacional de San Martín en 2008.
Cuando comencé esta revisión de la trayectoria del conjunto de nueve poetas en el que me he centrado, dije que la convergencia y la solidaridad que las caracterizaba iba más allá de las diferentes estéticas individuales. Y sin duda, no sería posible trazar una estética común a todas ellas, ya que frente a la articulación de niveles muy diferentes de lengua y una experimentación formal y lingüística constante que se percibe en la poesía frontal, potente y recorrida por la ironía de Cecilia Romana, que puede oscilar entre el poema en prosa de corte narrativo y un poema marcadamente ritmado y casi oral, se recorta la progresiva decantación lingüística de Claudia Masin, cuyo tono poético va adquiriendo una creciente intimidad y delicadeza en sus últimos libros, donde la voz no traza como un pincel casi impresionista las imágenes cinematográficas que caracterizaban a su libro premiado en España, la vista, sino que se vuelve sobre el repliegue más secreto de la subjetividad. También marca su especificidad frente a las dos anteriores la poesía de la mendocina Mercedes Araujo en la que se destaca la riqueza de imágenes de notable nitidez y singularidad, un lenguaje cuidado a la par que transgresor, que explora zonas secretas de la sensibilidad, y un inquietante juego de metamorfosis en el que la subjetividad femenina entra en asombrosos devenires animales a fin de conquistar su condición, más allá de las heridas de la experiencia. De igual manera, no es fácil encontrar puntos de contacto entre la pericia para levantar vuelo poético a fuerza de una sintaxis cargada de energía y de un uso a la vez coloquial e insólito del lenguaje, tras insertar las palabras menos líricas y aparentemente más difíciles de incluir en un poema, provenientes de la jerga anatómico-kinesiológica, que le da su textura peculiar y renovadora a la poesía de Marina Serrano y, por un lado, los ritmos quebrados y jadeantes, transgresores de la sintaxis y marcados por una materialidad y una sensualidad en las antípodas de lo intelectual, que unidos a una sucesión de imágenes de enorme riqueza visual y atmósfera onírica rigen los poemas o el largo poema fragmentario que constituye Sopa de ajo y mezcal de Florencia Walfisch o, por el otro, los poemas de Carolina Esses, que se apoyan más en lo no dicho que en lo explícito, en las sugerencias que abren sus imágenes asociadas por un lado, con lo natural, pero que por otro pueden derivar hacia una especie de surrealismo controlado y cotidiano, así como en una tonalidad escueta y conmovida que va enhebrando sus poemas junto con la metáfora del invierno. Similar confrontación se da entre la calma tensa que transmiten los poemas de Elba Serafín, cuya serenidad está como rodeada de peligros más o menos inminentes y cuyo lenguaje se mantiene en un deliberado tono menor que por momentos se inmiscuye en lo onírico, y el lirismo ascético de Ana Lafferranderie, quien parece convocar la voz y la mirada de la niña que fue para darle cuerpo poético a la infancia, recobrada en cada uno de los poemas de El cielo tácito y en el sutil erotismo del conjunto. Y lo mismo ocurre con el lenguaje medido y a la vez de singular fluidez de Paula Jiménez, cuyos poemas extensos y organizados en series demuestran un acabado dominio de la frase poética, que se desarrolla articulando de tal forma descripción y reflexión que se construye una atmósfera a la vez llena de significación y leve, donde se conjugan palabras cotidianas y refinadas, las cuales van construyendo imágenes que permanecen largo tiempo en la mente del lector por su nitidez y felicidad.
Sin embargo, más allá de las diferencias estéticas y de las coincidencias en cuanto a la vocación de hacer las cosas juntas, creo que hay algo que las hermana profundamente: una forma de entender la poesía que, sin caer en gestos extremos, implica asumirla como una vocación irrenunciable, como una forma de identidad que no tiene que ver ni con la fama ni con la circulación mediática sino con la lenta construcción de la propia voz, en ese diálogo incesante de la lectura y la escritura, del descubrimiento de nuevas o antiguas voces que alimentan y afilan la nuestra.
Sí, seguramente esa conciencia aguda del sentido de la poesía así como una similar conciencia de su condición de mujeres sea lo que les ha permitido recortarse como un fenómeno generacional, cuya propia dinámica potencia la producción de cada una, reflejada, apoyada, confrontada, facilitada y sustentada por la de las otras.
Como no es posible por cuestiones de tiempo leer poemas de las nueve escritoras, para cerrar estas palabras he elegido dos muy breves, que en el momento de su lectura me impresionaron de manera especial:
Del libro Abrigo de Claudia Masín escrito a partir de las Cartas y Diarios de Katherine Mansfield:
Descanso de mí como ciertas flores del desierto,
arrancadas del tallo, descansan en la arena:
sin esperar nada, ni la lluvia ni la muerte.
Del libro Viajar sola de Mercedes Araujo:
Viajar sola
La travesía no será aliviada.
Nací entre montañas, persigo la hierba
y ansío el desierto.
El desierto iguala a los peregrinos.
¿Y a las peregrinas?
A las peregrina nos mueve la luz
que se desplaza.
Nada más. CRISTINA PIÑA
Lunes 10 de mayo – 16:30 – Sala Domingo F. Sarmiento
Mesa de las provincias
María Rosa Lojo (Novela histórica y microficción) y Cristina Piña (Nuevas poetas). Coordina: Rosa Majián.
36ª Feria Internacional del Libro
Si he elegido hablar de las nuevas poetas, así, en femenino, es porque entre las mujeres nacidas aproximadamente entre 1975 y 1965 se ha dado un fenómeno que hacía bastante no se daba en el panorama poético argentino. En efecto, además de que, como sucede con casi todas las generaciones, ha surgido un conjunto de jóvenes poetas de muy alto nivel, provenientes no sólo de Buenos Aires sino de varias provincias argentinas, las cuales han sido reconocidas tanto en el país como en el exterior a través de premios nacionales e internacionales, han logrado establecer entre sí –sin llegar a constituirse en un grupo homogéneo en razón de sus estéticas divergentes y sus diferentes vinculaciones dentro del ámbito literario- vínculos y relaciones solidarias que las hacen coincidir en torno de editoriales, espacios de encuentro, ciclos de lecturas, antologías y presentaciones. Y lo han hecho a partir de una actitud de apertura y contacto que resulta llamativa y loable, sobre todo cuando recordamos los enfrentamientos por espacios de poder –más o menos cruentos, más o menos políticamente pautados- que caracterizaron a gran parte de los grupos anteriores, tanto los que corresponden a mi generación como aquellos un poco posteriores, como es el caso de los reunidos en torno de Diario de poesía, Fénix y Último reino.
Por otra parte, si este grupo está formado exclusivamente por mujeres, digamos que, en rigor, ello no se debe a que, en una actitud principista, “las chicas” se hayan apartado de entrada de “los muchachos”. Como lo demuestran el gesto editorial y el acontecimiento público que sirvieron como uno de los factores de convergencia de las nuevas poetas, la antología de poetas jóvenes Hotel Quequén –con la que se lanzó la editorial Sigamos Enamoradas y que se presentó en la playa de Quequén, en el marco del encuentro Poetas en la arena- tenía mayor número de poetas varones que de mujeres. Sin embargo, las que siguieron juntas fueron las mujeres que figuraban en dicha antología, las que después publicaron en la editorial y otras poetas con su propia trayectoria anterior, que se les sumaron tanto por la convocatoria del encuentro como por otras actividades compartidas, mientras que “los muchachos” siguieron dedicándose a sus cosas, sus textos y sus proyectos estrictamente personales e individuales.
En cambio, la coincidencia de las poetas talentosas y de estéticas diferentes a las que me quiero referir y que son Cecilia Romana, Mercedes Araujo, Carolina Esses, Marina Serrano, Claudia Masin, Florencia Walfisch, Ana Lafferranderie, Elba Serafíni y Paula Jiménez, parte de una voluntad de hacer cosas juntas que se fue configurando a partir de una serie de coincidencias que se apresuraron a capitalizar.
Quizás todo haya comenzado con la publicación sucesiva de los respectivos primeros libros de poesía de Mercedes Araujo en 2003 y Cecilia Romana en 2004 en la colección Fénix de la editorial cordobesa El Copista, hecho que determinó que se conocieran. O tal vez con la amistad entre Cecilia Romana y Marina Serrano, en un ámbito externo a la poesía pero que las llevó a hablar sobre los libros que les gustaría escribir y editar. O, por qué no, en la coincidencia entre Mercedes Araujo y Carolina Esses en un breve taller de poesía, donde también se pusieron en contacto con Florencia Walfisch y Ana Lafferranderie.
Sea como fuere, de esas convergencias surgieron diversos fenómenos grupales, el primero de los cuales, cronológicamente, fue el libro Duelo firmado por Mercedes Araujo, Carolina Esses y Cecilia Romana en 2005 y publicado en Ediciones en Danza. A él le siguieron las reuniones que comenzaron a hacer cada vez más seguido Cecilia, Mercedes y Marina, en las que hablaban, a partir de su experiencia, de lo difícil que era publicar poesía o conseguir libros excelentes y agotados y que terminaron de motorizar la idea de crear una editorial, precedida por una serie de reuniones de lectura de poesía en casas privadas a las que denominaron Fabulosa lampalagua y por las que pasaron diversos poetas.
Lo interesante del proyecto fue que, al estar planteado desde esa actitud abierta y de convocatoria más allá de grupos y grupúsculos, produjo un fenómeno de convergencia mucho mayor y poéticamente más rico que la mera reunión de un grupo de escritoras amigas, así como permitió que se decantara el núcleo de poetas que hoy me ocupa, en el que terminaron no incluyéndose los “muchachos” por la propia dinámica de imantación y solidaridad que reunió a las chicas.
Porque cuando Cecilia Romana, Marina Serrano y Mercedes Araujo pensaron el primer libro para su editorial Sigamos enamoradas, se decidieron por una antología que reuniera a poetas nacidos entre 1964 y 1979 a la que llamaron Hotel Quequén y que incluyó textos tanto de autores consagrados como poco conocidos Entre estos últimos, deliberadamente seleccionaron a poetas del interior que estaban fuera del circuito de Buenos Aires y desarrollaban una escritura más solitaria, sin pertenencia a ningún grupo. Asimismo, como lo señalé, fueron muy generosas con los muchachos, al punto de incluir a nueve, mientras que sólo entraron seis escritoras, Andi Nachón y Cecilia Milone además de Mercedes, Carolina, Cecilia y Marina.
Similar apertura se dio en la convocatoria al encuentro Poetas en la arena en Quequén –del que hubo una segunda edición en 2008- donde se presentó la antología y se lanzó la editorial, y a la que fueron muchos y muchas poetas que si bien no estaban en la antología, ya se habían acercado a las fundadoras o quisieron acercarse a ellas.
Y así comenzó un proceso cuya dinámica resulta difícil de sintetizar pero que incluye, por un lado, entre 2006 y 2008, la publicación de diversos libros en Sigamos enamoradas, de los que me interesa destacar los dos de Marina Serrano y los de Ana Laferranderie y Elba Serafíni; las presentaciones y lecturas -no sólo de autoras editadas en Sigamos enamoradas sino de otras y otros muchos poetas- en la librería Fedro, cuyo ciclo de lecturas organizan Ana Laferranderie y Florencia Walfisch y, por fin, la coincidencia en la recepción de premios y menciones en concursos organizados en Latinoamérica y Argentina, fenómeno que en rigor comienza antes.
En efecto ya en 2004 Florencia Walfisch recibe en México el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines, que en 2006 recae en Cecilia Romana, quien ese mismo año merece otro premio mexicano, el de Poesía Iberoamericana Sor Juana Inés de la Cruz. En otro sentido, tanto Mercedes Araujo como Paula Jiménez se vinculan también con México, ya que en 2007 representaron a la Argentina, la primera en el Festival de Poetas del Mundo Latino y la segunda en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Por tales coincidencias, en 2007 hubo una lectura de las cuatro poetas en la Embajada de México en la Argentina, a las que les sucederían –incorporando a otras escritoras además de las que he nombrado- diversas lecturas bajo el auspicio de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, especialmente en los ciclos de verano.
Por su parte, también en 2007 Marina Serrano recibió una mención por su primer libro, Formación hospitalaria en el II Premio Internacional de Poesía Revista Prometeo para Libros Publicados en Lengua Castellana de Medellín (Colombia) y Florencia Walfisch, a su vez, recibió la primera mención en el VI Premio Latinoamericano de Poesía Ciudad de Medellín por su segundo libro –todavía inédito- No puedo sino esto.
Acerca de los premios argentinos, Marina Serrano obtiene una Mención del Fondo Nacional de las Artes en 2006 y Cecilia Romana el 2º Premio del Fondo Nacional de las Artes en 2008.
Llegamos así a 2008, en que surge una nueva editorial, Abeja reina que reúne –de las poetas aquí citadas- a Claudia Masin, Paula Jiménez y Mercedes Araujo –las dos primeras provenientes del taller de Diana Bellessi y que editaron su primer libro en editorial Nusud- y donde publican Paula Jiménez su quinto libro, Ni jota, y Mercedes Araujo su tercero, Viajar sola. La labor de las tres, asimismo, está reconocida por premios, y así tenemos que Claudia Masin –chaqueña y residente en Buenos Aires desde 1990- obtiene el Premio español Casa de América de Poesía Americana en 2002 por el libro la vista y en 2004 una Mención del Fondo Nacional de las Artes por Abrigo, que será su quinto libro publicado. Paula Jiménez, por su parte, obtiene en 2003 una mención del Fondo Nacional de las Artes; en 2006 el Hernández de Plata en poesía y en 2008 el 1º. Premio Fondo Nacional de las Artes, al margen de otros premios de prosa que no menciono aquí. Por fin, Mercedes Araujo, recibe en 2009 el 3º Premio del Fondo Nacional de las Artes.
Para terminar el panorama general de las coincidencias de este conjunto de escritoras y antes de detenerme mínimamente en los rasgos de sus respectivas obras, me parece importante mencionar la colaboración de gran parte de ellas –Florencia Walfisch también en su vertiente de artista plástica- en la revista Ventizca de Guadalupe Wernike y Verónica Schkolnik, poetas ambas también asociadas a la editorial Abeja reina, y la publicación de los últimos libros de tres de las nueve poetas en la editorial Bajo la luna. En efecto, Claudia Masin edita Abrigo en 2007, Paula Jiménez Espacios naturales en 2009 y Carolina Esses Temporada de invierno también en 2009, libro éste que fue finalista en el Concurso de poesía “Olga Orozco” de la Universidad Nacional de San Martín en 2008.
Cuando comencé esta revisión de la trayectoria del conjunto de nueve poetas en el que me he centrado, dije que la convergencia y la solidaridad que las caracterizaba iba más allá de las diferentes estéticas individuales. Y sin duda, no sería posible trazar una estética común a todas ellas, ya que frente a la articulación de niveles muy diferentes de lengua y una experimentación formal y lingüística constante que se percibe en la poesía frontal, potente y recorrida por la ironía de Cecilia Romana, que puede oscilar entre el poema en prosa de corte narrativo y un poema marcadamente ritmado y casi oral, se recorta la progresiva decantación lingüística de Claudia Masin, cuyo tono poético va adquiriendo una creciente intimidad y delicadeza en sus últimos libros, donde la voz no traza como un pincel casi impresionista las imágenes cinematográficas que caracterizaban a su libro premiado en España, la vista, sino que se vuelve sobre el repliegue más secreto de la subjetividad. También marca su especificidad frente a las dos anteriores la poesía de la mendocina Mercedes Araujo en la que se destaca la riqueza de imágenes de notable nitidez y singularidad, un lenguaje cuidado a la par que transgresor, que explora zonas secretas de la sensibilidad, y un inquietante juego de metamorfosis en el que la subjetividad femenina entra en asombrosos devenires animales a fin de conquistar su condición, más allá de las heridas de la experiencia. De igual manera, no es fácil encontrar puntos de contacto entre la pericia para levantar vuelo poético a fuerza de una sintaxis cargada de energía y de un uso a la vez coloquial e insólito del lenguaje, tras insertar las palabras menos líricas y aparentemente más difíciles de incluir en un poema, provenientes de la jerga anatómico-kinesiológica, que le da su textura peculiar y renovadora a la poesía de Marina Serrano y, por un lado, los ritmos quebrados y jadeantes, transgresores de la sintaxis y marcados por una materialidad y una sensualidad en las antípodas de lo intelectual, que unidos a una sucesión de imágenes de enorme riqueza visual y atmósfera onírica rigen los poemas o el largo poema fragmentario que constituye Sopa de ajo y mezcal de Florencia Walfisch o, por el otro, los poemas de Carolina Esses, que se apoyan más en lo no dicho que en lo explícito, en las sugerencias que abren sus imágenes asociadas por un lado, con lo natural, pero que por otro pueden derivar hacia una especie de surrealismo controlado y cotidiano, así como en una tonalidad escueta y conmovida que va enhebrando sus poemas junto con la metáfora del invierno. Similar confrontación se da entre la calma tensa que transmiten los poemas de Elba Serafín, cuya serenidad está como rodeada de peligros más o menos inminentes y cuyo lenguaje se mantiene en un deliberado tono menor que por momentos se inmiscuye en lo onírico, y el lirismo ascético de Ana Lafferranderie, quien parece convocar la voz y la mirada de la niña que fue para darle cuerpo poético a la infancia, recobrada en cada uno de los poemas de El cielo tácito y en el sutil erotismo del conjunto. Y lo mismo ocurre con el lenguaje medido y a la vez de singular fluidez de Paula Jiménez, cuyos poemas extensos y organizados en series demuestran un acabado dominio de la frase poética, que se desarrolla articulando de tal forma descripción y reflexión que se construye una atmósfera a la vez llena de significación y leve, donde se conjugan palabras cotidianas y refinadas, las cuales van construyendo imágenes que permanecen largo tiempo en la mente del lector por su nitidez y felicidad.
Sin embargo, más allá de las diferencias estéticas y de las coincidencias en cuanto a la vocación de hacer las cosas juntas, creo que hay algo que las hermana profundamente: una forma de entender la poesía que, sin caer en gestos extremos, implica asumirla como una vocación irrenunciable, como una forma de identidad que no tiene que ver ni con la fama ni con la circulación mediática sino con la lenta construcción de la propia voz, en ese diálogo incesante de la lectura y la escritura, del descubrimiento de nuevas o antiguas voces que alimentan y afilan la nuestra.
Sí, seguramente esa conciencia aguda del sentido de la poesía así como una similar conciencia de su condición de mujeres sea lo que les ha permitido recortarse como un fenómeno generacional, cuya propia dinámica potencia la producción de cada una, reflejada, apoyada, confrontada, facilitada y sustentada por la de las otras.
Como no es posible por cuestiones de tiempo leer poemas de las nueve escritoras, para cerrar estas palabras he elegido dos muy breves, que en el momento de su lectura me impresionaron de manera especial:
Del libro Abrigo de Claudia Masín escrito a partir de las Cartas y Diarios de Katherine Mansfield:
Descanso de mí como ciertas flores del desierto,
arrancadas del tallo, descansan en la arena:
sin esperar nada, ni la lluvia ni la muerte.
Del libro Viajar sola de Mercedes Araujo:
Viajar sola
La travesía no será aliviada.
Nací entre montañas, persigo la hierba
y ansío el desierto.
El desierto iguala a los peregrinos.
¿Y a las peregrinas?
A las peregrina nos mueve la luz
que se desplaza.
Nada más. CRISTINA PIÑA
sábado, mayo 08, 2010
A la feria...
Lunes 10 de mayo 16 – 18
Feria internacional del Libro – Sala Sarmiento
Mesa redonda Las nuevas escrituras (María Rosa Lojo – Elsa Drucaroff –Cristina Piña)
Cristina Piña- Las nuevas poetas
Feria internacional del Libro – Sala Sarmiento
Mesa redonda Las nuevas escrituras (María Rosa Lojo – Elsa Drucaroff –Cristina Piña)
Cristina Piña- Las nuevas poetas
martes, mayo 04, 2010
miércoles, abril 14, 2010
Felicitaciones Romana y Carlos!!
Hoy, 14 de abril de 2010, en Santa Fé, nació Roma Bernatek, hija de Cecilia Romana y Carlos Bernatek.
Preciosa, sana, y enamorada de la vida.
Felicitaciones!!
Sigamos Enamoradas!!!!
Preciosa, sana, y enamorada de la vida.
Felicitaciones!!
Sigamos Enamoradas!!!!
lunes, marzo 08, 2010
Diego Bentivegna / Osvaldo Bossi
Feliz Cumpleaños, Diego!
Feliz Cumpleaños, Osvaldo!
Salud y libros para ustedes!
Feliz Cumpleaños, Osvaldo!
Salud y libros para ustedes!
Adrián M. Sanchez en el CCC.
Dicen que no es bueno
manchar con sangre las paredes.
Lo dicen los amigos
psicólogos y médicos
lo dice la familia
y quienes se consideran limpios
por inciertos vínculos rituales
entre truenos
cruces
y corderos.
Cada noche
yo huelo de rodillas
la sangre salida de tu vientre
y que adorna la pared
contra la que mi cuerpo descansa.
Dicen que no es bueno
que haya sangre fuera de los cuerpos.
Pero las cosas son así.
Adrián Martín Sánchez
Este jueves 11 de marzo de 2010, a las 19 hs.
continuamos las reuniones de lectura
en una participación dentro del
"Ciclo de Ciclos"
del Centro Cultural de la Cooperación
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Adrián Martín Sanchez
sábado, marzo 06, 2010
malatesta malatesta malatesta
Con algo de frío llego al final del patio.
Me siento al sol, de espaldas a la casa, a contemplar
los malvones que crecen junto al muro.
No tarda el sol en calentar mi cuerpo,
decido quitarme las zapatillas
y apoyar mis pies sobre la hierba mullida.
Pronto los malvones son más bellos.
Roberto Malatesta, No importa el frío. Ediciones el arca del sur.
más malatesta en Eterna Cadencia, Fedro, Norte...
miércoles, febrero 24, 2010
El sapito de oro
El sapito de oro
Otra vez me deslizo por la caverna fascinante de múltiples helechos. Aguas termales de sus fuentes amparan mi desnudo desamparo. Arrullan los cantos repetidos del dulce gotear. Sorbo, chupo, chupeteo y la calma. Pero un aire fino corre, ulula, revuelve convocantes aullidos de sirenas recónditas.
Necesito buscar el sapito de oro que se esconde en los fondos, talismán del juego que me diera mi madre para no sucumbir en la derrota. Me enredo en la pelambrera suave y viscosa del musgo. Desespero en la boca misma de la gruta abierta hacia la nada honda, y trastabillo una vez más. Me hundo en los verdes quejidos de una noche violeta y sin voz, sólo el vértigo de constelaciones que ignoro, como miríadas de ojos que ven hasta mi infancia. Me enarco en la delicia de ser sabido por mi nombre y caigo y caigo y caigo hasta la muerte, hasta el apoyo de tu mano en mi nuca que me detiene ante el abismo, cuidadosa, y me dice que él –el indefenso sapo que te di en esa tarde distraída- nuevamente me perdona la vida hasta mañana.
Graciela Perosio. La vida espera (Ediciones del Dock)
Libros de poesía:
Del luminoso error. Bs. As., 1982.
Brechas del muro. Bs. As. Libros de Tierra Firme, 1987.
La varita del mago. Bs. As. Libros de Tierra Firme, 1990.
La vida espera. Bs. As. Ediciones del Dock, 1995.
La entrada secreta. Bs. As. Grupo Editor Latinoamericano, 1999.
Regreso a la fuente. Bs As. Del Copista (Córdoba) 2005.
Sin Andarivel. Del Copista
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Graciela Perosio
lunes, febrero 22, 2010
para leer...
La Biblioteca de Marcelo Leites
http://ustedleepoesia2.blogspot.com/2010/02/por-encima-de-los-techos.html
http://ustedleepoesia2.blogspot.com/2010/02/la-diastasis-de-las-tibias-largas.html
El blog de Pablo Anadón
http://eltrabajodelashoras.blogspot.com/2010/02/diario-del-traductor.html
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El blog de Pablo Anadón
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