Con algo de frío llego al final del patio.
Me siento al sol, de espaldas a la casa, a contemplar
los malvones que crecen junto al muro.
No tarda el sol en calentar mi cuerpo,
decido quitarme las zapatillas
y apoyar mis pies sobre la hierba mullida.
Pronto los malvones son más bellos.
Roberto Malatesta, No importa el frío. Ediciones el arca del sur.
más malatesta en Eterna Cadencia, Fedro, Norte...
2 comentarios:
esto mismo he hecho yo muchas veces, y me encanta que alguien lo escriba, bravo!
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