invita a leer el artículo de Francisco García Bazán
"María Magdalena, la discípula gnóstica",
que se publicará el próximo sábado 22 de diciembre en "Revista Ñ" de Clarín.
Juan Bautista García Bazán
Secretario
1-¿Dónde se encuentra el germen de tu creación? /// quizás, si es por el origen:¿Cómo te involucraste, cómo caíste? Y si es por el método: imagen, contenido, experiencia, sonido; qué gatilla el poema?No lo sé, creo que no tengo una respuesta automática (y como no la tengo salto a la pregunta siguiente y, como encuentro en ella el mismo inconveniente, salto una vez más, y así sucesivamente hasta que, por arte de magia, me domina una conclusión: ¡no tengo respuesta automática para ninguna tus preguntas!). Tiendo a pensar que todo lo que puedo contestar es un armado a posteriori, de escaso valor, impostado, ―algo tan gracioso como cuando se intenta explicar la aparición del órgano “ojo”, por medio de variaciones anatómicas progresivas que, aunque inútiles durante los milenios que llevó su formación, de pronto un día, sin quererlo ni beberlo, se ha encontrado siendo ojo―. No digo esto por falta de disposición o ganas, sino porque, como diría Fausto, “somos seres condenados a ver lo iluminado pero no la luz”.Intentando, no obstante, responder a tu pregunta, creo que cuando hay un germen, ya todo está ―“los miles de reflejos, que entre los dos crepúsculos del día…”―, el resto es desarrollo. Y cuándo no hay germen, ¿Cómo se puede saber dónde encontrar lo que aún no existe? Creo que uno siempre está creando, o recreando, aunque sólo a veces escribe.
2- Las influencias son necesarias e inevitables, a veces hasta deseables pero ¿cómo logra liberarse de ellas? ¿Se es más libre cuando se han sacudido las influencias? No me libero de las influencias, las admiro, las tomo, creo tomarlas, digo: ¡Que bueno esto! ¡Quien pudiera! ¿Lo intento? Y cuando siento estar bien adentro de ese otro mundo, enterrada hasta el tuétano en aquello que quiero hacer carne, me doy cuenta que lo producido, mi producción influenciada, nada tiene que ver con aquella fuente original. Aunque quiera, aunque me esmere, no resulta. Quizá porque cuando copio mal, muy mal, pésimo. A veces me sucede algo extraño (algo que siempre termina haciéndome descostillar de risa): leo algo, una sentencia, un poema, cualquier cosa, creo que es genial, lo marco. Cierro el libro para meditarlo, saborearlo, y al rato (o a veces, mucho tiempo después) cuando vuelvo a la fuente para transcribirla, o releerla, descubro que entendí cualquier cosa: el texto original nada tiene que ver con lo que yo creí leer ¡Leí lo que yo quería leer! ¡Claro, cómo no iba a estar de acuerdo, si lo había inventado yo! Son experiencias divertidísimas. Soy una mala influencia para mí, ¿sería oportuno librarme? 3- Cree que la poesía actual hecha en Argentina es comparable a aquella de los años vanguardistas construida en torno a la revista Martín Fierro, y sus grupos de Florida y Boedo? Comparar es barato. No cuesta nada y no tiene límites, entre una zanahoria y la raqueta de Roger Federer supongo que más de un zoquete encontrará coincidencias asombrosas. Cada persona vive su poesía, su tiempo, su clima, cada generación, cada cultura. Desde mi visión lega y simplificadora, la poesía de ayer fue creada por personas que tuvieron otros intereses, que pensaron diferente, que se espantaban con otros fantasmas, (y dejemos de lado la comparación dentro de la comparación, los juicios de valor), personas que, al fin y al cabo, no dejaron de ser tan parlantes y sufrientes como sus antecesores, ni lo serán menos que quienes los sucedan. Entonces, habrá zonas compartidas y zonas prácticamente incomprensibles. La comparación, aunque parezca una visión algo pragmática, sólo debería tener lugar y sentido a los fines del enriquecimiento, para lograr la comprensión de lo actual, valorar lo pasado, o proyectar. 4-¿Qué te parecen los mecanismos alternativos de difusión de las obras poéticas? que han sido alabados en igual medida que criticados/// No se puede negar que son útiles, ATEP ―a todos los efectos prácticos―, como diría Bell, pero yo no alcanzo a comprenderlos. Se lee y se divulga distinto, se escribe a otra velocidad, y es bien sabido que cuando se escribe a otra velocidad también se piensa distinto. Yo no soy capaz aún de comprender lo que todo esto implica, su sentido, sus consecuencias. Y el cambio hecho, hecho está (y en concordancia con la respuesta anterior), la crítica o la alabanza también encuentran noble sentido cuando apuntan a la mejora; la crítica rencorosa, nostálgica, es un barril sin fondo, aunque a veces, no esté exenta de cierta belleza, de cierto atractivo. Hay algo en toda esa súper-velocidad de transferencia de datos, en el exceso de información (que muchas veces es nada más que eso, información, datos, guías de teléfono), en la falta de filtro, hay algo que tiende a superar nuestra capacidad de procesar, tal y como hemos aprendido a procesar ―una gran cena navideña que termina en Hepatalgina, modorra, pesadez―. No obstante, el humano es tan genial que cambia ante nuestros sin que percibamos casi la diferencia, las conductas que en él tienden a instalarse no son caprichos de “pibes que chatean”, tienen indudablemente sentido, su razón de ser, y eso es lo que deberíamos intentar comprender para encontrar formas posibles y exitosas de difusión, comprensión, formas posibles de compartir poesía. 5- Cual es el pacto que estableces con el lector? ¿Es populista hacerse entender? el virtuosismo, es soberbia? Me parece una verdadera porquería (y esto implica soberbia, subestimación, y otras yerbas) que un crítico, o el autor mismo, tenga que explicar lo que la obra significa para que alguien llegue a vincularse con ella, o para que tenga valor. Quizá esta idea, se ancla en que, por mucho que yo haya leído, conservo una mente arcaica. Hace poco, frente a algunas obras nuevas en Pompidour, me sentí una verdadera estúpida, ignorante. ¿Es tan así?, me pregunté, ¿soy una ignorante, a pesar de que la densidad de las cosas que ignoro? ¿está bien hacer sentir a alguien así? ¿Es el objetivo buscadi por el autor? Yo escribo para alguien como yo, sin encriptar ni subestimar, simplemente porque no puedo escribir en otro idioma, ni en otro lenguaje, hacerlo significaría faltar el respeto al lector (y eso me incluye). La relación entre populismo y hacerse entender, no la entiendo. Hacerse entender es necesario, aun para los que dicen que escriben para ellos mismos. Hacerse entender es también entenderse. De todas maneras deberíamos diferenciar el entendimiento de la comprensión. Ah, me olvidaba: si la virtud es soberbia, entonces estamos al horno con papas, condenados al rasero, condenados a nunca ver con otros ojos, a no salir de nuestros cuadrados neuronales, privados de la posibilidad de dejarnos guiar en otros mundos para los cuales hemos nacido ciegos. Si Argerich no existiera, yo jamás hubiese sido capaz de sentir, concebir o siquiera imaginar una interpretación como la suya del Concierto N° 3 de Prokofiev. Las virtudes de los otros enriquecen mi vida, hacen que mis limitaciones no sean tan difíciles de llevar, tan dolorosas. 6-¿Creés que el poeta, como tal, tiene un compromiso social particular, o más bien se trata de una sensibilidad más expuesta a los males de la sociedad? Todos tenemos un compromiso social particular. No creo que sea una justa que el poeta tenga sensibilidad diferente, aunque seguramente lo que sí tiene es el coraje, la musicalidad y el talento, y las ganas para decirlo (o no, y sólo es poeta para procurarse objetos amorosos y gratificación sexual). Creo que cada persona dispone de recursos y posibilidades diferentes, formas de hacer, de ver, de comprender, que enriquecen a los demás. Ofrecer las particularidades de cada uno a los demás, suma. 7- Hay varios lugares comunes: toda poesía es política, el subjetivo es político, etc. Cómo, según tú, se articularía lo político en literatura, desde el retrato. Desde la queja? Desde la disección de la realidad? Nadie puede escapar a su contexto, quien habla es, al mismo tiempo, producto y factor de cambio. ¿Cómo podría la poesía, la música, el arte en general, quedar fuera? El tema ha sido aclarado hace ya mucho tiempo, basta ver como la física relativista y la mecánica cuántica han echado por tierra la vieja idea del observador neutro, el observador no participante. ¿La poesía, los poetas, quedan fuera? ¿Sus voces no ejercen efecto alguno sobre quienes ejercen el poder, sobre el electorado, sobre los miembros de una sociedad? Y sumando a esto la imposibilidad de la no-comunicación ―cuando alguien no dice nada, a pesar de todo, dice algo―, se vuelve aún más ingenuo el concebir a la poesía como actividad inocua. La poesía tomará formas y colores dependiendo del paisaje, la sed, la forma del entorno, pero siempre dirá. 8- Cuál fue el último libro de poesía que leíste? ¿De verdad tengo que contestarte? Acabo de leer Versos de una… de Clara Beter, seudónimo de César Tiempo, seudónimo de Israel Zeitlin.
9- Cómo te sitúas en el dilema arte premeditado v/s arte no premeditado; mapa del poema v/s escritura sobre la carne caliente del asunto?
¡Que preguntas hacés! Yo no me sitúo en ningún lugar. No uso mapas, ni GPS, si lo que hago le sirve a alguien, le gusta, le parece agradable, lo comparte, bienvenido sea, si no, que lo tire a la basura mientras yo intento escribir algo mejor. Supongo que cada uno hará defensa de lo que cree, según su momento vital. El que se encuentre escribiendo en caliente, defenderá esa idea, y el que escribe de otra manera, pues defenderá lo suyo. El que tenga experiencia, el que recién inicia y cree que tiene la vaca atada, cada uno defenderá lo suyo. No hay peor máquina que la razón para inventar las más ingeniosas justificaciones. Yo no sé, cada vez sé menos, especialmente de poesía. Por ahora, aprendo, a veces escribo de una manera, a veces de otra, cambio de temas, cambio de ámbito, de voz. Anoche pensaba: algún día habrá que tirar todo esto a la basura (no dije basura exactamente sino algo un poco más escatológico), descartar todos estos queridos borradores y escribir algo bueno de verdad, algo escrito con el absoluto convencimiento en el saber cómo debo hacerlo, de adónde quiero llegar, qué quiero conseguir. Quizá a los ochenta, ¿a los noventa? Pero como también pensé que eso quedaba demasiado lejos y que no me apetecía demasiado llegar, decidí contentarme con estos borradores que son lo mejor que pude y puedo hacer hoy. 10- Según tu criterio. Que poeta vivo que habría que releer en la actualidad? Depende del estado de ánimo, yo prefiero (uso y recomiendo. Lic. Marina Serrano, matrícula 99.666) ir a la biblioteca, extender el brazo y, el primer libro que se adhiere a la palma de la mano, adentro. Si el libro me conmueve (o me vuelve a conmover, lo que resulta dos veces mejor), y el autor está vivo, intento contactarlo para agradecerle, mientras disfruto y siento que escribir vale la pena. Y si el autor è morto, hago de cuenta que no lo está, y también me sorprendo creyendo que vale la pena. Ahora, si el libro no logra sacar nada de mí, prefiero creer que no ha llegado su momento. Ante la menor duda, por si no tienen ediciones impresas o bibliotecas a mano, se recomienda recurrir a: Zurita, Godino, Edwards, Romana, Durand, Freidemberg (¿sigo?), por supuesto, en dosis terapéuticas. Si los síntomas persisten, no dude en consultar con algún poeta de pura cepa. *Marzo del 2012
Marina Serrano ( 1973) Quequén, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Participó en la antología de poesía argentina: “Hotel Quequén” (Sigamos enamoradas, 2006). En noviembre de 2006, publicó su primer libro de poesía “Formación Hospitalaria” (Sigamos enamoradas 2006) por el cual recibió una mención en el “II Premio Internacional de Poesía Revista Prometeo para Libros Publicados en Lengua Castellana” (XVI Festival Internacional de Poesía de Medellín 2007). Participó en la antología de cuentos: “Hotel Quequén II” (sigamos enamoradas, 2008) y en Poetas Argentinas (1961-1980), compilada por Andi Nachon (Ediciones Del Dock, 2008). “La diástasis de las tibias largas” obtuvo una mención en el Concurso Nacional de Poesía del Fondo Nacional de las Artes 2006, Argentina, y fue publicada en 2008. Obtuvo una mención en el premio “Luis Tejeda”, 2010, por el libro: “Divulgación científica. Una breve selección de cuentos positivistas”.
En galeras: "La única cosa necesaria" (El Copista), poesía.
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