El sueño de Laura
Ahora, a dieciséis años de no escupir al caminar
A dieciséis de no mear en los potreros, ahora que
El Lito espera un hijo, que Haroldo va por el
Segundo; ahora que el Preso se mudó y no lo
Veo; ahora, que caigo en la cuenta de que al Rodi
Hace diez años lo mataron dos veces: la primera
Por error, la otra jugando; ahora, que no puedo, que
No puedo: al barrio no vuelvo por miedo a mí
Mismo, porque ahora el chico es un ilustrado que
Asiste a la academia y evita ensuciarse los zapatos; ahora
que la licenciada en ciencias psicológicas Erzetic Paula
Diagnosticó neurosis, y el psiquiatra no se pone de acuerdo
Con la enfermedad y la droga para la cura; ahora, que es
Un intelectual convertido, un converso pibe del barrio Colón
Que antes escupía y meaba el portón de cualquier vecino, ahora
Que sufre porque de las palabras no se vuelve: el siete de octubre
Laura soñó le decía: no quiero más esto, Laura, no quiero más esto.
Ignacio Uranga
de El Ella Real (Hemisferio Derecho ediciones)
Ahora, a dieciséis años de no escupir al caminar
A dieciséis de no mear en los potreros, ahora que
El Lito espera un hijo, que Haroldo va por el
Segundo; ahora que el Preso se mudó y no lo
Veo; ahora, que caigo en la cuenta de que al Rodi
Hace diez años lo mataron dos veces: la primera
Por error, la otra jugando; ahora, que no puedo, que
No puedo: al barrio no vuelvo por miedo a mí
Mismo, porque ahora el chico es un ilustrado que
Asiste a la academia y evita ensuciarse los zapatos; ahora
que la licenciada en ciencias psicológicas Erzetic Paula
Diagnosticó neurosis, y el psiquiatra no se pone de acuerdo
Con la enfermedad y la droga para la cura; ahora, que es
Un intelectual convertido, un converso pibe del barrio Colón
Que antes escupía y meaba el portón de cualquier vecino, ahora
Que sufre porque de las palabras no se vuelve: el siete de octubre
Laura soñó le decía: no quiero más esto, Laura, no quiero más esto.
Ignacio Uranga
de El Ella Real (Hemisferio Derecho ediciones)
Opinión de Trilce (no el verso sino la gata)
Encontrarse con un libro en la puerta de la casa es la felicidad completa. Un momento de felicidad sin parangón, extático, orgásmico, que sólo entienden los amantes de los libros así como entienden los sádicos el arte de distribuir presupuestos y los masoquistas evitan los desvíos ante un accidente callejero. Ayer el cartero llegó con su Honda 100 y (como había pasado por casa el día anterior y la película no me gustó) decidí abrir la puerta antes de que llame por segunda vez. El libro. Firme aquí, por favor. Romper el sobre, abrir el libro, un poema y listo. Atrapado sin Salida (esta película no la vi, pero hay cosas que se pegan y no voy a compararlo con nada) Es un libro que no se puede comparar. Freidemberg lo dice mejor que yo, bueno, Freidemberg lo dice: No creo haber visto, entre lo que se escribe hoy en la poesía Argentina, una poesía más lúcida que la de Ignacio Uranga, o, para decirlo con otras palabras, más realista. En el mundo de los gatos, yo soy bastante reflexiva, me la paso tirada en el sillón, leyendo y rascándome cuando lo considero necesario, creo tener algún tipo de autoridad para opinar sobre el tema: no se pierdan este libro.
2 comentarios:
Considero que la imagen y el título del texto, eran suficientes. Pero mis consideraciones no son más que simples cuestiones prescindibles. Ya resolveré cómo omitir el texto, mientras, las imágenes (fotog... y título) me parecen agradables.
K.T.
el texto qué bueno es, me dejará allí con ciertas palabras resonando, bien!!!!
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