La ciudad de los tísicos (fragmento)
La mirada de los ojos blancos
El huaco representa a un indio sin arreos, sin distinciones, sin aros en las orejas ni penachos en las sienes. Apenas tiene su ordinaria "uncju pacha" sobre los hombros que le llega hasta los muslos. Él está sentado, los brazos y las piernas cruzadas y la cabeza inclinada hacia abajo. Una gran semejanza en la actitud con los budas colosales y en la mirada algo del Pensador de Rodin. Pero los ojos son blancos, sin pupilas, como las estatuas griegas. La arcilla roja que da su color de carne es pintada de blanco en lo que imita el traje y en el blanco natural de los ojos y los dientes. Esta cabeza se ríe con su grande bocaza abierta y sus enormes dientes de caricatura. Pero la risa muere en los labios, porque la expresión del blanco de los ojos, perdidos bajo la frente inclinada, es trágica. Expresión de dolor inmenso, de impotencia fatal; el hombre ríe porque no puede o no debe llorar, pero lo hace comprender. En esa cabeza, y en esa actitud se está desarrollando una crisis psicológica.
La escena íntima, "se ve", se comprende, se interpreta. Y el pobre indio. Mira, piensa, medita, bajo su risa descarada y sus ojos trágicos.
El huaco representa a un indio sin arreos, sin distinciones, sin aros en las orejas ni penachos en las sienes. Apenas tiene su ordinaria "uncju pacha" sobre los hombros que le llega hasta los muslos. Él está sentado, los brazos y las piernas cruzadas y la cabeza inclinada hacia abajo. Una gran semejanza en la actitud con los budas colosales y en la mirada algo del Pensador de Rodin. Pero los ojos son blancos, sin pupilas, como las estatuas griegas. La arcilla roja que da su color de carne es pintada de blanco en lo que imita el traje y en el blanco natural de los ojos y los dientes. Esta cabeza se ríe con su grande bocaza abierta y sus enormes dientes de caricatura. Pero la risa muere en los labios, porque la expresión del blanco de los ojos, perdidos bajo la frente inclinada, es trágica. Expresión de dolor inmenso, de impotencia fatal; el hombre ríe porque no puede o no debe llorar, pero lo hace comprender. En esa cabeza, y en esa actitud se está desarrollando una crisis psicológica.
La escena íntima, "se ve", se comprende, se interpreta. Y el pobre indio. Mira, piensa, medita, bajo su risa descarada y sus ojos trágicos.
Abraham Valdelomar Pinto
(Pisco, Ica, 15 de abril de 1888 - Ayacucho, 2 de noviembre de 1919) Narrador, poeta, periodista, ensayista y dramaturgo peruano.
13 comentarios:
Ojalá me muriera como él, lo que debería ser antes del 1°, porque tenía 31.
Bueno, quizás me tiro a la 9 de Julio.
O me voy a la Puna... "devuélveme, mi pastorcito perdido".
Hola, Romana. Yo me arerqué a algunas cosas de Valdelomar gracias a ti. Me deslumbraron sus poemas, tristes y sencillos.
Bacio
Siento nostalgias del más allá...
¡Diego! Sí, es verdad, te lo presenté hace rato, y te enamoraste igual que yo. A vos te daría más bola, obvio, pero morirse debe ser un acto estético.
Peruano: ¿Preparado para la fiesta?
Si, si claro. Amémonos los unos sobre los otros, Romana.
No, no.
Gracias.
me prendo a lo que sea con ese bombón pelirrojo tan sexy
avisen
hasta soy capaz de voltearme al peruano
saludos. suyo soy.
Como están todos?
Los unos a los otros?
Los unos a los otros puede ser.
Igual, no me incluyan.
Yo estoy en el camino.
Ya no amo.
Ni permito que me amen.
No creo en la fe de los conversos.
cuál fue el resultado de la votación?
Roma hiciste un comentario que me dejó pensando.
Kari:
¿Qué comentario te dejó pensando?
Y Peruano: no es cuestión de fe, solamente de elección. Si alguien le hubiera ido con ese planteo a San Agustín, por ejemplo...
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