Ayer fue el cumpleaños de mi hermano Fran y hubo una fiesta. Dándole el gusto a mi Verdadero Fan subo dos fotos en las que estoy con mis sobrinas Amparo, Lucía y Martina. Además un poema del libro inédito "Maipú", donde se ven reflejadas las noches de Lampalagua en la antigua casa de Dedé en Reconquista y Córdoba.
A LO SUMO, UNA RODAJA DE PAN Claro que lo oímos: el cuento de los vitalistas,
y el horror al vacío de escritores como él,
acostumbrados a muslos fuertes, pero capaces de igualar
en pobreza al Milton de
Paraíso perdido.
Ayer mismo lo hubiera consentido: que descorchara
otra botella –ángulo de cuarenta y cinco grados,
bajo la mesada símil mármol-, porque da lo mismo,
si de todas formas manosea con la vista
aquello que le está vedado tocar.
El adormecimiento tiene un eje común con la
lectura de poemas en público,
por eso invita,
aunque no sea su casa y no se trate de su vino,
por eso invita al desconocido delante de nuestras narices
a que se sirva otra copa.
Ayer, ayer, dice, en Colonia no se le negaba
a nadie
una rodaja de pan.
La anfitriona entorna los ojos. Ambas sabemos
lo que vendrá después: no vuelvas a traerlo, por favor, es un
positivista.
Y yo lo traigo una y otra vez. Lo traigo con su mirada de:
¿no hay nada más para mí?
Aunque todavía no soy yo quien se lo lleva de vuelta,
a las dos de la mañana, cansado, borracho.
Ahí sí,
sí que se corroboran
pautas en relación con los chimpancés
y sus modales.