viernes, julio 26, 2013

nota sobre "La única cosa necesaria" en el diario EL Litoral

http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2013/07/25/arteyletras/ARTE-03.HTML


Entrevista a Marina Serrano
Pistas sobre “La única cosa necesaria”
Marina Serrano nació en Quequén, al sur de la provincia de Buenos Aires, en 1973. En 2005 fundó junto a dos amigas el sello Sigamos enamoradas, donde se publicaron sus dos primeros libros: “Formación hospitalaria” y “La diástasis de las tibias largas”. “La única cosa necesaria”, su tercer poemario, fue publicado en Córdoba a fines de 2012, en Ediciones del Copista. A través de algunas preguntas, la autora desentraña el tema de estos poemas inspirados en los textos sagrados y la religiosidad.
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Marina Serrano.
Foto: Marco Zinger.
 
Por Cecilia Romana
—¿Cómo surge la inspiración para este libro?
—Había finalizado una etapa de mi vida que requería duelo y alguna forma de sublimación, como requieren casi todas las relaciones íntimas en las que se quiere con ansias de posesividad y reconocimiento. Como una semilla que para nutrirse y resquebrajar su coraza sólo puede tomar la materia, la humedad y la oscuridad que la rodean, con lo que tuve a mano en ese momento libros sobre gnosticismo, evangelios canónicos y apócrifos, el Corán, textos de Jung y otros, con los símbolos y las pocas palabras que me venían a la boca y las costumbres paganas arraigadas, armé de a poco una sorgina gigante, cuyo corazón habría de latir dentro de un papel abollado por las simonías y cuyo cuerpo se conformaría a partir de los restos de una mujer. Una vez levantado el engendro, todo sería esperar la fiesta de San Juan y San Pedro.
—¿Cuál es la temática del libro?
—El libro toma una vida individual, desde el momento de la concepción hasta donde creemos que llega, y encuentra en ella lo que tiene en común con todas las vidas. Las vidas de este tiempo, las de otros tiempos, y las de todos los tiempos. Consta de cinco secciones: La voz del padre, infancia, simonías, muerte y resurrección, en las cuales cada poema es súbdito de un epígrafe, extraído de textos sagrados, y que refiere al tema universal que contiene el poema. El libro no intenta, de ningún modo, releer dichos textos sagrados ni interpretarlos con la justeza, la dedicación y la sabiduría de los entendidos, sino tan sólo tomar de ellos su belleza tal y como llega a un lector lego, o sea, tal y como llegaron a mí.
—¿De qué referentes poéticos se nutre el libro?
—El libro se nutre directamente de la poesía de los textos religiosos, de su riqueza literaria. No creo haber tomado, al menos de forma consciente, algún referente poético en particular. Queda a criterio de los lectores encontrar o no las influencias que yo, como pez que busca el océano en la inmensidad del agua donde nada, soy incapaz de distinguir.
—¿En qué lugar podrías encuadrar tu poética dentro del mundo literario actual?
—Una vez más, tengo que admitir la poca información que poseo sobre el mundo literario. No es fácil, ya que hablo de mí, encuadrar mi poética. En principio, porque cuando la comparo con aquello que admiro, considero mi trabajo un mero ejercicio de aprendizaje que puede y debe tomarse todas las libertades posibles para crecer y comprenderse a sí mismo; y, pensándolo desde el otro extremo, cuando comparo mi trabajo con aquello que no admiro, simplemente abandono la empresa; siento que pertenecemos a respetables mundos diferentes.