Pistas sobre “La única cosa necesaria”
lunes, noviembre 18, 2013
lunes, octubre 28, 2013
jueves, octubre 24, 2013
José Viñals - Milagro a milagro
Biblioteca
Nacional y Alción Editora
invitan
a Ud./s a la presentación del libro
Milagro a milagro
de
José Viñals
el día
31 de octubre a las 19 hs.
Participan:
Rodolfo Alonso, María Malusardi,Tununa
Mercado y Juan
Viñals
Sala Juan L.Ortiz - Biblioteca Nacional
Agüero
2502, Buenos Aires
viernes, septiembre 20, 2013
Sobre LOS QUE FUERON, de Cecilia Romana
Poesía
El paisaje de la intimidadPo r G u s t a v o P a b l o sEntre otras cosas, la
poesía siempre es una indagación en torno a lo que cada uno atesora, no sólo del presente sino también de lo que con mayor o menor nostalgia y dolor ha quedado atrás. En el poema algo de ese universo destinado a consumirse queda resguardado con una coloración y un timbre propios, confirmando que los versos suelen tener la virtud de acomodar lo vivido –para que quizás incomode menos– y darle un nuevo sentido a la experiencia.
Algo así sucede con Los que fueron, el nuevo libro de la poeta
y ensayista bonaerense Cecilia Romana, donde los poemas convergen en un punto singular: el orden de la intimidad con sus preguntas y respuestas que a veces pugnan por ser escritas. Una voz mesurada, precisa y sin estridencias, con múltiples aunque en muchos casos agazapadas referencias literarias y culturales, que registra algunos momentos del presente y también aquellos que la memoria ha necesitado recuperar y poner en palabras. En unos se trata de episodios
de la adolescencia, en otros de los encuentros con su hermano, o los que se detienen en la casa familiar y el mandato paterno: “Quieren que me case/ con un dentista. Es/comprensible./ Pero si les doy el gusto ahora,/ mañana querrán que entre/ en el cuadro/ de honor de la universidad” (“Maipú”). También están aquellos que se ocupan de los diversos espacios y momentos en que surgió el amor, como el del personaje que huye incapaz de resistir un plan: “Finalmente, no se trata de rebatir la posibilidad/ de que el amor eche raíces a la segunda cita, sino/ de un acto más ruin todavía: quemarle los gajos.// El plan que trazamos aquella tarde –¿te olvidaste,/ acaso?–, me refiero a la orientación de los cuartos, la/ grilla de horarios en que cada uno dispondría de/ la máquina, bastó un llamado telefónico para/ que se esfumara con la resolución de un conscripto.” (“Una alfombra para dos escritores”). Sin embargo, rebelde y a la vez ansioso por encontrar certezas en el amor, este sujeto poético también desea preservar su identidad y no disolverse en el otro: “La bufanda en el perchero. No alcanzo/ a ver/ dónde acaba.// Hay longitudes que me cuesta/ abarcar/ de una sola vez. // No pienso destejer mi vida/ para darte/ una mujer nueva.” (“El tejido como resistencia”). A su vez, la inclinación a buscar un refugio en los perros, en esos animales que se entregan con devoción y con un protagonismo destacado: “Nada del otro mundo:/ otra boca/ que alimentar, algo que/ de verdad me necesite” (de “Fox”). A pesar de que, como los seres humanos, con sus señales vaticinan la futura huida: “Él también buscará refugio/ en otra”. (“Terrier”). Con una voz a veces lúcida, otras ingenua, estos poemas no están cerrados sobre sí mismos sino abierto al lector: para que se vea, para que se pregunta y para que especule y complete algunas de las posibilidades presentes explícitamente o entrelíneas. Además de este libro, el quinto de su obra, Romana ha
publicado Flotas, hangares y otros trabajos mecánicos, Aviso de obra (Premio Sor Juana Inés de la Cruz), No lo conozcas (Premio Internacional Jaime Sabines) y El libro de los celos.
lunes, agosto 19, 2013
Reseña
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-5107-2013-08-19.HTML
Los poemas no se resuelven en un abstracto discurrir por tales rumbos. Lo carnal se evidencia en episodios infantiles en toda su violencia, en las desatadas pasiones: “uno de los niños”, dice el Evangelio del Pseudo Mateo, “hijo del diablo, obstruyó por envidia las salidas del agua y destruyó lo que Jesús había hecho”. De ahí pasamos al poema que pone de relieve el cuerpo, “la caída en los intestinos, el estómago/ el diafragma, pulmones que colapsan/ durante la penetración/ desnudos entre líquidos tibios”. Y más, las correlaciones evangélicas se anudan con aquello que remite a experiencia vivida en el diálogo entre lo aludido y la implantación de una primera persona que evoca en este marco su propia historia. Se cuela entonces otra narrativa ligada a la virulencia donde los elementos minerales juegan su partida con el cuerpo fraccionado en denominaciones médicas, en la mención de concretas sustancias, siempre encarnadas: “Apófisis espinosas y bífidas bajo un pie/ Contusión que sucedió”.
Ríspido, acicateado, el cuerpo resiste las incursiones de la destrucción: “No opinen sobre la vida, engendros.” O en la invocación reiterada: “Por qué Simón, llamado Pedro/ hiciste que el enemigo viviera dentro de mí”, continuada hasta el final de este trayecto por recabar alguna sabiduría. No otra cosa parece proponer este poemario, en su desnuda revelación, en una cima u hondonada que no se requiebra en la tranquilidad de una salvación asegurada, sino que por el contrario, parece exponer la fractura, la desesperanza y, sin embargo, la quieta presencia de algo que garantice su sentido. Y todo esto plasmado en cortantes imágenes, en apelaciones que a veces son denuesto y otras ruego, con una lengua decantada y ofrecida a la intemperie de lo que esos textos dicen y de cuánto queda inscripto en actos que son pasiones, que son sacrificio u ofrenda, que son pura materia viva.
Domingo, 18 de agosto de 2013
Lo apócrifo no es lo falso
Entrelazados con citas de los evangelios apócrifos, los poemas de Marina Serrano llevan adelante una variedad de registros en busca de una desnuda revelación.
Por Susana Cella
Además de los cuatro evangelios denominados canónicos (Mateo, Lucas, Marcos y Juan), existe una cantidad de escritos sobre la vida y tiempos de Cristo que se conocen con el nombre genérico de evangelios apócrifos. Fragmentos de unos y otros forman en este poemario de Marina Serrano un sistema de epígrafes continuo puesto en interlocución con los versos que, como inspiración o rebelión, parecen fuerzas desencadenantes de cada uno de los poemas alimentados por la cita que los inicia, y que sirve a conformar una unidad lírica. El título La única cosa necesaria se atribuye a una sentencia de Jesús, y eso de que pocas cosas en el mundo sirven para la única cosa necesaria induce a buscar la relación planteada ostentosamente en las sucesivas evocaciones que se atreven a exponer lo permitido y lo prohibido (canónicos y apócrifos) para mentar lo que significa “evangelio”, esto es, buena noticia. Sin embargo, eso queda en significativo entredicho ante los devenires y contradicciones de las escrituras (sin mayúsculas que privilegien unas sobre otras). Y con todo, lo que se realza es la cualidad de lo necesario y de la “cosa”, lo cual queda amplificado apenas se tiene en cuenta lo que uno y otro término convocan en cuanto a significaciones e interpretaciones en el espesor de registros mostrados como indicios en las referencias y resignificados en los poemas.
Vale señalar que “apócrifo” etimológicamente conlleva no a una idea de falsedad sino a lo encriptado o sugerido, tal como estos poemas efectivamente actúan y actualizan al desgranar escenas vinculadas con el nacimiento, la paternidad y la maternidad, y que así involucran —acorde con algunas de esas narraciones referidas— etapas de la vida.Los poemas no se resuelven en un abstracto discurrir por tales rumbos. Lo carnal se evidencia en episodios infantiles en toda su violencia, en las desatadas pasiones: “uno de los niños”, dice el Evangelio del Pseudo Mateo, “hijo del diablo, obstruyó por envidia las salidas del agua y destruyó lo que Jesús había hecho”. De ahí pasamos al poema que pone de relieve el cuerpo, “la caída en los intestinos, el estómago/ el diafragma, pulmones que colapsan/ durante la penetración/ desnudos entre líquidos tibios”. Y más, las correlaciones evangélicas se anudan con aquello que remite a experiencia vivida en el diálogo entre lo aludido y la implantación de una primera persona que evoca en este marco su propia historia. Se cuela entonces otra narrativa ligada a la virulencia donde los elementos minerales juegan su partida con el cuerpo fraccionado en denominaciones médicas, en la mención de concretas sustancias, siempre encarnadas: “Apófisis espinosas y bífidas bajo un pie/ Contusión que sucedió”.
Ríspido, acicateado, el cuerpo resiste las incursiones de la destrucción: “No opinen sobre la vida, engendros.” O en la invocación reiterada: “Por qué Simón, llamado Pedro/ hiciste que el enemigo viviera dentro de mí”, continuada hasta el final de este trayecto por recabar alguna sabiduría. No otra cosa parece proponer este poemario, en su desnuda revelación, en una cima u hondonada que no se requiebra en la tranquilidad de una salvación asegurada, sino que por el contrario, parece exponer la fractura, la desesperanza y, sin embargo, la quieta presencia de algo que garantice su sentido. Y todo esto plasmado en cortantes imágenes, en apelaciones que a veces son denuesto y otras ruego, con una lengua decantada y ofrecida a la intemperie de lo que esos textos dicen y de cuánto queda inscripto en actos que son pasiones, que son sacrificio u ofrenda, que son pura materia viva.
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Susana Cella
sábado, julio 27, 2013
Presentación de los libros: "Cuestión de luz" y "A los antiguos lobos de las musas", de Ricardo Herrera, y de la revista: Hablar de poesía, N° 27
viernes, julio 26, 2013
nota sobre "La única cosa necesaria" en el diario EL Litoral
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2013/07/25/arteyletras/ARTE-03.HTML
Entrevista a Marina Serrano
Marina Serrano nació en Quequén, al sur de la provincia de Buenos Aires, en 1973. En 2005 fundó junto a dos amigas el sello Sigamos enamoradas, donde se publicaron sus dos primeros libros: “Formación hospitalaria” y “La diástasis de las tibias largas”. “La única cosa necesaria”, su tercer poemario, fue publicado en Córdoba a fines de 2012, en Ediciones del Copista. A través de algunas preguntas, la autora desentraña el tema de estos poemas inspirados en los textos sagrados y la religiosidad.
Marina Serrano.
Foto: Marco Zinger.
Por Cecilia Romana
—¿Cómo surge la inspiración para este libro?
—Había finalizado una etapa de mi vida que requería duelo y alguna forma de sublimación, como requieren casi todas las relaciones íntimas en las que se quiere con ansias de posesividad y reconocimiento. Como una semilla que para nutrirse y resquebrajar su coraza sólo puede tomar la materia, la humedad y la oscuridad que la rodean, con lo que tuve a mano en ese momento libros sobre gnosticismo, evangelios canónicos y apócrifos, el Corán, textos de Jung y otros, con los símbolos y las pocas palabras que me venían a la boca y las costumbres paganas arraigadas, armé de a poco una sorgina gigante, cuyo corazón habría de latir dentro de un papel abollado por las simonías y cuyo cuerpo se conformaría a partir de los restos de una mujer. Una vez levantado el engendro, todo sería esperar la fiesta de San Juan y San Pedro.
—¿Cuál es la temática del libro?
—El libro toma una vida individual, desde el momento de la concepción hasta donde creemos que llega, y encuentra en ella lo que tiene en común con todas las vidas. Las vidas de este tiempo, las de otros tiempos, y las de todos los tiempos. Consta de cinco secciones: La voz del padre, infancia, simonías, muerte y resurrección, en las cuales cada poema es súbdito de un epígrafe, extraído de textos sagrados, y que refiere al tema universal que contiene el poema. El libro no intenta, de ningún modo, releer dichos textos sagrados ni interpretarlos con la justeza, la dedicación y la sabiduría de los entendidos, sino tan sólo tomar de ellos su belleza tal y como llega a un lector lego, o sea, tal y como llegaron a mí.
—¿De qué referentes poéticos se nutre el libro?
—El libro se nutre directamente de la poesía de los textos religiosos, de su riqueza literaria. No creo haber tomado, al menos de forma consciente, algún referente poético en particular. Queda a criterio de los lectores encontrar o no las influencias que yo, como pez que busca el océano en la inmensidad del agua donde nada, soy incapaz de distinguir.
—¿En qué lugar podrías encuadrar tu poética dentro del mundo literario actual?
—Una vez más, tengo que admitir la poca información que poseo sobre el mundo literario. No es fácil, ya que hablo de mí, encuadrar mi poética. En principio, porque cuando la comparo con aquello que admiro, considero mi trabajo un mero ejercicio de aprendizaje que puede y debe tomarse todas las libertades posibles para crecer y comprenderse a sí mismo; y, pensándolo desde el otro extremo, cuando comparo mi trabajo con aquello que no admiro, simplemente abandono la empresa; siento que pertenecemos a respetables mundos diferentes.
lunes, junio 10, 2013
Poemas de López Merino, bajo la mirada de Cecilia Romana
Artículo publicado en:
http://campodemaniobras.blogspot.com.ar/2013/06/poemas-elegidos-17.HTML
Cecilia Romana(Buenos Aires, 1975)
Estampa, de Francisco López Merino
Leí a López Merino por primera vez en la antología de poetas argentinos que Horacio Armani publicó en Aguilar en 1981. Después de leer estos versos del poeta nacido en 1904 y muerto de un pistoletazo en 1928, no pude dejar de buscarlo, de querer imitarlo como fuera.
Horacio Armani le regaló la antología a mi padre apenas salió. Yo tenía cinco años.
Una vez por mes acompañaba a mi padre al diario La Nación a entregar los comentarios de libros que luego salían en el Suplemento Cultural. Armani por ese entonces era el director del Suplemento. Cada vez que me veía entrar en el edificio de la calle Bouchard, aquel poeta delicado y bueno me regalaba el último ejemplar de La Nacioncita, que yo atesoraba con mi alma y defendía de la avidez de mis hermanos.
Vaya este breve poema de López Merino como recuerdo y agradecimiento a Horacio Armani, que más tarde fue mi amigo.
Estampa
Siempre estás como ausente de la tarde. ¿Qué lago
invisible y lejano recogerá tu imagen?
Líquido estremecido por un perfil tan vago
se tornará sensible cuando los astros bajen.
Temo quebrar la magia de tus vírgenes sendas
con la torpe palabra que mi labio pronuncia.
Tendré que ser más leve para que me comprendas
o tú bajar al mundo como hoja que renuncia.
Siempre estás como ausente de la tarde. ¿Qué brisa
se lleva tu silencio cargado de leyendas?
De paisajes soñados se nutre tu sonrisa.
Tendré que ser más leve para que me comprendas.
Francisco López Merino (La Plata, 1904-1928)
http://campodemaniobras.blogspot.com.ar/2013/06/poemas-elegidos-17.HTML
Cecilia Romana(Buenos Aires, 1975)
Estampa, de Francisco López Merino
Leí a López Merino por primera vez en la antología de poetas argentinos que Horacio Armani publicó en Aguilar en 1981. Después de leer estos versos del poeta nacido en 1904 y muerto de un pistoletazo en 1928, no pude dejar de buscarlo, de querer imitarlo como fuera.
Horacio Armani le regaló la antología a mi padre apenas salió. Yo tenía cinco años.
Una vez por mes acompañaba a mi padre al diario La Nación a entregar los comentarios de libros que luego salían en el Suplemento Cultural. Armani por ese entonces era el director del Suplemento. Cada vez que me veía entrar en el edificio de la calle Bouchard, aquel poeta delicado y bueno me regalaba el último ejemplar de La Nacioncita, que yo atesoraba con mi alma y defendía de la avidez de mis hermanos.
Vaya este breve poema de López Merino como recuerdo y agradecimiento a Horacio Armani, que más tarde fue mi amigo.
Estampa
Siempre estás como ausente de la tarde. ¿Qué lago
invisible y lejano recogerá tu imagen?
Líquido estremecido por un perfil tan vago
se tornará sensible cuando los astros bajen.
Temo quebrar la magia de tus vírgenes sendas
con la torpe palabra que mi labio pronuncia.
Tendré que ser más leve para que me comprendas
o tú bajar al mundo como hoja que renuncia.
Siempre estás como ausente de la tarde. ¿Qué brisa
se lleva tu silencio cargado de leyendas?
De paisajes soñados se nutre tu sonrisa.
Tendré que ser más leve para que me comprendas.
Francisco López Merino (La Plata, 1904-1928)
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Francisco López Merino
lunes, junio 03, 2013
sábado, junio 01, 2013
viernes, mayo 24, 2013
nota y poemas: Romana - Los Que Fueron
Nota del diario El Litoral
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2013/05/23/arteyletras/ARTE-01.HTML
y poemas:
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2013/05/23/arteyletras/ARTE-02.HTML
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2013/05/23/arteyletras/ARTE-01.HTML
y poemas:
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2013/05/23/arteyletras/ARTE-02.HTML
Por Cecilia Romana
Todo lo que me gusta empieza con z
En el baldío hay unas campanillas
que se abren de noche. En invierno las arrancamos.
Se les tapona el orificio, y al soplar con los
pétalos apretados, explotan. No es gran cosa.
Sólo que mi hermano y yo crecimos
demasiado últimamente. Viene una vez por semana.
Lo pongo al tanto de las novedades. ¡No puede ser!, me
dice. Trabaja en una librería, claro, no es cuestión
de competirle a Ribeyro, pero
los desplantes están a la orden del día para ambos.
Camino al colegio atravesábamos el baldío
con mis compañeras. A más de una le enseñé
cómo tronar fuerte. La trampa consistía en hacer torniquete
con el tallo abierto. Pero una mañana
un tipo nos esperó detrás de la morera con los
pantalones bajos y tuvimos que cambiar de ruta.
Si es tarde salgo a buscar a mi hermano con los perros.
Tironean más de la cuenta. Parece que huelen nuestra
familiaridad. Llega con una bolsa de cartón.
Antes de saludarme les toca las orejas. ¡Es tan fácil
hacerse querer! Me da un beso: lo adoptamos
hace poco, no es herencia de la casa besarse
ni darse la mano.
Chasqueo los dedos. No vuelvas con eso, me dice,
no te empeñes con escritores. Sé de qué te hablo,
me dice. Zarpar, zorocho,
el nombre Zoilo —primo de mi abuela,
asesinado por los indios—, son algunas
de mis palabras preferidas.
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poemas Cecilia Romana
sábado, mayo 18, 2013
Romana - Bentivegna - Serrano / Últimos libros
Lo invitamos a participar en la
presentación de los libros de poesía:
“Los que fueron”, Ed. Cabiria (2013)
de Cecilia Romana,
“Las Reliquias”, Alción Editora
(2013) de Diego Bentivegna,
“La Única Cosa Necesaria”, Ed. El
Copista (2012) de Marina Serrano.
El próximo viernes 31 de mayo de 2013 a las 19 horas, en la
Sala de exposiciones Leopoldo Lugones
de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502,
Ciudad de Buenos Aires). Se referirán a las obras, el profesor Diego Di
Vincenzo, el profesor, Mateo Niro y el poeta Ricardo H. Herrera.
Adhiere a la presentación:
Fundación de Estudios de la
Antigüedad Tardía García Bazán-Marioni
domingo, mayo 12, 2013
sábado, mayo 11, 2013
PROXIMAMENTE...
Presentación de los nuevos libros de Cecilia Romana, Diego Bentivegna y Marina Serrano en la Biblioteca Nacional. Fin de mayo.
Foto: Julia Meriggi
SOLOS PERMANECEN ( VOL. III ) - Lectura de poesía
SOLOS PERMANECEN ( VOL. III )
20:00 - 23:00
Vivaldi Libros Bar - Santiago del Estero 1098 - C. A. B. A. |
Leen :
Marina Serrano
Pri Vallone
Leli Busquet
Marcelo Díaz
Bárbara Alí
Diego Morgan
Música: Lucila Inés
http://www.facebook.com/events/463311210427053/
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Marcelo Díaz,
Marina Serrano
lunes, abril 15, 2013
En la web...
Algo sobre La única cosa necesaria, Ed. El Copista, 2012:
http://paginadepoesia.com.ar/arg_serrano_marina.html
http://paginadepoesia.com.ar/arg_serrano_marina.html
viernes, marzo 01, 2013
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