“Deseché las respuestas para quedarme sin preguntas / estoy golpeando las puertas del cielo”
La sala está llena, hace un rato alguien me dijo: nadie tiene ganas, lo que se dice GANAS, de ir a un homenaje, uno va por la gente, por agradecimiento, uno hace lo que tiene que hacer” Le faltó decirme que uno después no se arrepiente de haber ido, es más, hasta se siente feliz de reencontrar aquello que lo vinculaba, que lo vincula, descubrir que la trama que sostenía el cariño sigue armada, la trama se sostiene por sí misma en una pared de poesía.
“Que en cada oración / encuentre mi reino”
León Gieco canta una canción que le gustaba a Daniel, dice: “todo está cargado en la memoria” Pide por favor que no aplaudan al cantante, una o dos personas lo hacen, supongo que llegaron tarde.
“Todo recomienza /el que ama se pierde”
Delia Pasini dice que Daniel significa: Él que trasmite la voz de los demás. Y cuenta cosas, cuenta cómo en Bartolomeo Daniel entonó un poema de candelabros, cómo se emocionó (no contó que me dio la oportunidad de mostrar mi arrepentimiento y conocer la verdadera grandeza de su alma) Daniel decía: un solitario muro delata nuestra intemperie. Lo recuerdo muy bien, mi amiga había conocido al padre de su hija en esos días.
“Las puertas de lo invisible / Son visibles”
Jorge Aulicino recordó, así como de-repente o porque lo recordó nomás o vaya a saber por qué, palabras de Raúl Gonzales Tuñón: “Decir he conocido es decir algo ha muerto” y también dijo Aulicino: compartimos la misma aventura literaria aunque no habitamos las mismas corrientes. Daniel me impulsó a acompañarlo en un bar de San Telmo, “la peluquería”, en los últimos años de la dictadura… era una suerte de respiradero.
“Es necesario renacer / donde el corazón yace”
Aulicino recordó la forma democrática en que se movía, y agregó: Voy a leer el réquiem para Philip Marlowe; como no encontré el libro en la biblioteca de mi casa, lo busqué en internet donde descubrí que es popular.
“Los amantes carecen de sombra”
Delia Pasini leyó un poema inédito de Daniel, sólo anoté versos salteados (no soy un grabador humano, tengo el defecto de quedarme estacada en la línea) Decía:
“…que la poesía es el arte de curar las heridas… Todo aquello que sucede, me sucede… Sólo a partir del afecto puedo… Ninguno de mis poemas tiene menos de 60 versiones… Un nuevo poema es un nuevo ser en el mundo… la poesía no sirve, la poesía es”
“La poesía ES” Así terminó el homenaje protocolar, el encuentro siguió, las palabras machacan como dolores de cabeza. Me voy como quien no quiere la cosa, no digo nada, ni chau siquiera, voy a seguir creciendo, es la mejor forma de agradecer (le)
“Soy un atrio de recuerdos /un hábito de mí mismo / el ritmo que franquea el sentido”
miércoles, diciembre 16, 2009
viernes, diciembre 11, 2009
miércoles, diciembre 02, 2009
El Ella Real -un poema y las reflexiones de mi gata
El sueño de Laura
Ahora, a dieciséis años de no escupir al caminar
A dieciséis de no mear en los potreros, ahora que
El Lito espera un hijo, que Haroldo va por el
Segundo; ahora que el Preso se mudó y no lo
Veo; ahora, que caigo en la cuenta de que al Rodi
Hace diez años lo mataron dos veces: la primera
Por error, la otra jugando; ahora, que no puedo, que
No puedo: al barrio no vuelvo por miedo a mí
Mismo, porque ahora el chico es un ilustrado que
Asiste a la academia y evita ensuciarse los zapatos; ahora
que la licenciada en ciencias psicológicas Erzetic Paula
Diagnosticó neurosis, y el psiquiatra no se pone de acuerdo
Con la enfermedad y la droga para la cura; ahora, que es
Un intelectual convertido, un converso pibe del barrio Colón
Que antes escupía y meaba el portón de cualquier vecino, ahora
Que sufre porque de las palabras no se vuelve: el siete de octubre
Laura soñó le decía: no quiero más esto, Laura, no quiero más esto.
Ignacio Uranga
de El Ella Real (Hemisferio Derecho ediciones)
Ahora, a dieciséis años de no escupir al caminar
A dieciséis de no mear en los potreros, ahora que
El Lito espera un hijo, que Haroldo va por el
Segundo; ahora que el Preso se mudó y no lo
Veo; ahora, que caigo en la cuenta de que al Rodi
Hace diez años lo mataron dos veces: la primera
Por error, la otra jugando; ahora, que no puedo, que
No puedo: al barrio no vuelvo por miedo a mí
Mismo, porque ahora el chico es un ilustrado que
Asiste a la academia y evita ensuciarse los zapatos; ahora
que la licenciada en ciencias psicológicas Erzetic Paula
Diagnosticó neurosis, y el psiquiatra no se pone de acuerdo
Con la enfermedad y la droga para la cura; ahora, que es
Un intelectual convertido, un converso pibe del barrio Colón
Que antes escupía y meaba el portón de cualquier vecino, ahora
Que sufre porque de las palabras no se vuelve: el siete de octubre
Laura soñó le decía: no quiero más esto, Laura, no quiero más esto.
Ignacio Uranga
de El Ella Real (Hemisferio Derecho ediciones)
Opinión de Trilce (no el verso sino la gata)
Encontrarse con un libro en la puerta de la casa es la felicidad completa. Un momento de felicidad sin parangón, extático, orgásmico, que sólo entienden los amantes de los libros así como entienden los sádicos el arte de distribuir presupuestos y los masoquistas evitan los desvíos ante un accidente callejero. Ayer el cartero llegó con su Honda 100 y (como había pasado por casa el día anterior y la película no me gustó) decidí abrir la puerta antes de que llame por segunda vez. El libro. Firme aquí, por favor. Romper el sobre, abrir el libro, un poema y listo. Atrapado sin Salida (esta película no la vi, pero hay cosas que se pegan y no voy a compararlo con nada) Es un libro que no se puede comparar. Freidemberg lo dice mejor que yo, bueno, Freidemberg lo dice: No creo haber visto, entre lo que se escribe hoy en la poesía Argentina, una poesía más lúcida que la de Ignacio Uranga, o, para decirlo con otras palabras, más realista. En el mundo de los gatos, yo soy bastante reflexiva, me la paso tirada en el sillón, leyendo y rascándome cuando lo considero necesario, creo tener algún tipo de autoridad para opinar sobre el tema: no se pierdan este libro.
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